James Bailey
Eminencias. Excelencias. Damas y Caballeros.
Tal vez el mayor reto de este congreso es tratar con los inmediatos impactos de la tecnología de la información y que aún tienen energía suficiente para contemplar un período más largo. Leemos tantas historias en los medios de comunicación sobre "quién es el próximo Bill Gates?" que olvidamos preguntar, "¿quién es el próximo Isaac Newton?, ¿el próximo Tomás de Aquino?, ¿el próximo Pablo?, ¿el próximo Platón?"
Quiero ser tan claro como pueda. Cuando la Revolución de la Información se complete en los próximos cincuenta años, la cultura del mundo occidental tal como la conocemos desde el Renacimiento, se habrá ido. No sólo habrá sido acelerada, sino reemplazada. Este cambio adveniente producirá un "shock" en dos sentidos. Dentro de la industria informática, se trata de un shockporque ellos piensan que los grandes cambios ya han ocurrido. Para el resto de nosotros también será un golpe porque asumimos que los cimientos de nuestra cultura actual y los patrones de pensamiento permanecerán vigentes por siempre.
Tampoco esto es verdad y una analogía tal vez puede aclarar esto. La invención del motor a gasolina no derivó directamente en el automóvil moderno. Derivó en el "carruaje sin caballo" que literalmente era sólo eso: sacó el caballo del frente, colocó el motor en la parte de atrás y dejó todo lo demás, incluyendo el mismo sistema de caminos. Tomó aproximadamente cincuenta años que la moderna cultura del automóvil emergiera. Vemos el mismo patrón con otras invenciones. Durante 50 años, la nueva tecnología se ha usado simplemente para resolver problemas existentes en la antigua cultura. Sólo después de esto su naturaleza radical se sustentó en sí misma.
Tomemos en cuenta que han pasado cerca de 50 años desde que la computadora electrónica fue inventada. Las computadoras también tienen predecesores. En las ciencias, la cultura prevaleciente fue establecida por Isaac Newton. En el mundo de los negocios, fue una cultura basada en libros contables y memorándum. En los primeros cincuenta años de la computación electrónica, poco de esto cambió. Los libros y los memos se convirtieron en papel continuo y procesadores de textos, pero la cultura subyacente seguía siendo la misma.
Ahora esto está cambiando. La gente que puede recordar el tiempo previo a las computadoras está ya jubilada. Las personas que crecieron con las computadoras se mueven entre puestos de responsabilidad. Por eso es que digo que los cambios reales no han sucedido aún, pero pronto se darán.
Y como siempre en tiempos de este dramático cambio, los influyentes líderes emergerán. No sé quién será el próximo Isaac Newton o el próximo Platón, pero estoy muy seguro que las figuras culturales de esa magnitud emergerán en el siguiente siglo. Quizá ellos ya estén vivos hoy. Ante el surgimiento de esos nuevos líderes, les anticipo que nuestra cultura presente será reemplazada como la cultura europea de la Edad Media fue completamente sustituida. La tecnología de la información es así de radical.
Si vemos a través del papel continuo y el procesador de texto, podemos ver por lo menos dos maneras en que las computadoras son radicalmente diferentes de lo que teníamos en la era de la imprenta. Las computadoras son radicalmente distintas de los libros porque ellas son inherentemente paralelas y visuales, a pesar que no hayan recibido ese uso en sus primeros 50 años. Quisiera explicar a qué me refiero con paralelas y visuales, por eso vean las dos áreas que ilustran el impacto cultural que esas diferencias radicales tendrán. Mi primer ejemplo se ubica en el campo de la biología, y mi segundo está en la educación de la infancia temprana. Les puedo adelantar que, personalmente, encuentro que los cambios en la educación son estimulantes, pero los cambios en la biología, los encuentro atemorizantes.
La Asociación de la Mente Humana y la Computadora
Para apreciar el verdadero impacto histórico de las computadoras electrónicas, debemos evocar que la mente humana y sus tecnologías comunicativas forman una asociación intelectual que siempre han tenido. Desde los albores de la civilización, todo el camino a través de la Edad media (y de nuevo quiero enfatizar que hablo sólo de la cultura tradicional occidental) se trató de una asociación de la mente humana y la pluma. Luego durante el Renacimiento se cambió abruptamente a una relación entre la mente humana y el libro impreso. Ahora, por supuesto, esto cambia nuevamente, a una asociación entre la mente humana y la computadora. Lo que queremos saber es cómo el procesamiento de información de nuestras mentes cambiará como resultado del cambio de la tecnología que usamos para abastecer y comunicar nuestros pensamientos. Y cómo los productos tecnológicos de la mente-más-computadora se diferencian de los productos de la mente-más-imprenta.
Podemos anticipar que estos cambios serán mayores porque fueron mayores la última vez. El pensamiento humano cambió sustancialmente cuando el libro impreso tomó posesión de nuestra cultura desde el manuscrito a pluma y tinta. Algo más evidente es que la información visual y el pensamiento visual perdieron su autoridad así como su viabilidad económica. Dejamos de pensar en figuras porque se volvió muy caro comunicar esos pensamientos.
Para un escriba medieval, las figuras y palabras eran la misma cosa; eran producidas de la misma manera y tenían la misma legitimidad. Desde Gutemberg, sin embargo, las imágenes han sido mucho más caras que las palabras y los números. Cierta ruptura intelectual fue directa. Recuerden que hasta este tiempo todo el trabajo científico fue hecho en los círculos y líneas de Euclides. Desde el Renacimiento todo fue hecho en las ecuaciones fáciles de imprimir del álgebra y el cálculo. Yo he publicado un libro sobre las maneras en que esos números y ecuaciones por sí mismas pronto se marcharon y fueron remplazados por las aún nuevas matemáticas biológicas, pero no es en este tema en el que quiero centrarme hoy.
El impacto duradero real de la tecnología del libro es que, empezando el Renacimiento, impulsó nuestros procesos de pensamiento a ser lineal, simbólicos y secuenciales. Cuando la pluma y la tinta era nuestra tecnología comunicativa, nuestros propios procesos de pensamiento fueron mucho más espaciales. Con la llegada del libro, se llegaron a ser fuertemente secuenciales. René Descartes urgió a todos los alumnos a estudiar álgebra, no porque todos lo necesitarían, sino porque el álgebra da forma a nuestras mentes en pensar paso a paso. John Locke lo llamó "pensar en tren". Goethe lo llamó pensar como un matemático. Todos sintieron que ése era uno de los principales objetivos de la educación. Y eso funciona. Todos nosotros crecimos instintivamente pensando en secuencia aún cuando es una falacia hacer tal cosa. Permítanme darles un frívolo pero usado ejemplo.
Todos nosotros sabemos cómo funciona la entrega de regalos navideños. Los padres de todo la Cristiandad salen, en paralelo, compran presentes y los esconden. Luego en la víspera de Navidad, de nuevo en paralelo, todos los llevamos hacia el árbol y los colocamos debajo de éste para que los niños se despierten y los encuentren en la mañana de Navidad. Pero si nos preguntan cómo sucedió esto, ¿qué decimos? Decimos que se trata de un hombre anciano en un trineo de 300 megahertz y que va rápidamente de casa en casa, secuencialmente. Aún cuando la realidad es evidentemente paralela, pretendemos que sea secuencial.
Éste puede ser un ejemplo inocente, pero sus implicaciones no son frívolas. Las limitaciones de la cultura del libro nos ha permitido cometer el error de Santa Claus en partes mucho más importantes de nuestro pensamiento. Muchos de los defectos y las distorsiones de las economías actuales, creo, pueden ser guiados al error cultural, error de creer que una realidad inherentemente paralela y adaptada como una economía puede ser representada por ecuaciones inherentemente secuenciales. Las computadoras ahora nos llevan a reconocer nuestro error de comprensión.
La era del libro también enseñó a nuestras mentes a procesar información simbólicamente y a no confiar en nuestros ojos. Hemos dado un puesto de honor a la oración y la ecuación, ambas son fácilmente representadas en el tipo impresor movible. Las imágenes llegaron a ser escasas. Por el tiempo de la Ilustración, los astrónomos aseguraban que si las observaciones no iban de acuerdo con una ecuación simbólica comprobable, deberíamos asumir que las observaciones eran incorrectas, porque los símbolos eran más seguros que la vista. El famoso matemático francés Lagrange se jactaba, sí jactaba, de que su tratado en mecánica, no contenía ni un diagrama. Las computadoras ahora nos invitan a corregir este desacierto también.
Leonardo da Vinci no era un tonto. Leonardo es instructivo porque fue el último gran científico occidental antes de la arremetida del libro. En su momento, al pensamiento visual aún se le guardaba respeto, su ciencia nunca fue publicitada, y se perdió casi toda, porque él trabajaba en pinturas. Sin embargo, él entendió claramente el asunto real: "el poeta, describiendo la belleza o fealdad de un cuerpo, lo describirá parte por parte y en tiempos diferentes, pero el pintor hará que lo veas al mismo tiempo. El poeta no puede darte en palabras la verdadera forma de las partes que componen el todo, como sí lo puede el pintor, que lo ubica antes que los demás con la misma veracidad de su naturaleza".
Es imposible describir la vida en los libros porque los libros son secuenciales y la vida es paralela. Desde ese periodo el Renacimiento ha sido, comparativamente, una era oscura para la biología y las ciencias de la vida. Esto ha sido dominado por la física, que es el estudio de las cosas como planetas y objetos que caen y están muertos, no vivos. Desde el punto de vista de la cultura del libro, toda la ciencia es la física o la filatelia. De hecho, toda la ciencia está biológica y también simbólicamente cribada.
La seguridad del equipo mente-más-libro en la manipulación de símbolos hizo de los siguientes 400 años cambiantes para la educación de la infancia temprana. A un niño le puede tomar un año sólo aprender cómo sumar y sustraer dos números, y más de un año aprender a multiplicar o dividirlos. Estaremos bien dentro de la escuela secundaria si antes dominamos las ecuaciones algebraicas, y fuera de la universidad si antes aprendemos diferenciales parciales. Y aún así no estaremos listos para ser físicos reales. Toma mucho más años de estudio aprender a manipular los símbolos matemáticos.
La relación entre la mente humana y la computadora es radicalmente diferente. Se trata de una relación mucho más orgánica y visual. Yo puedo usar el programa que actualmente corre en mi computadora mientras estoy hablando, que de paso es uno de los muchos maravillosos programas de la compañía del señor Geschke, simplemente mostrando palabras y números en la pantalla detrás mío. Puedo organizar esas palabras en un perfil secuencial como me enseñaron a hacerlo en el colegio. Pero no debo hacerlo más.