Segundo día de la Novena a Jesucristo Rey del Universo

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.

Acto de contrición. Dios mío y Padre mío, que sois infinitamente bueno, os amo con todo mi corazón, y por lo mucho que os amo, me pesa de haberos ofendido.

Oración para todos los días. Omnipotente y sempiterno Dios, que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo, Rey del Universo, todas las cosas, concédenos que todas las familias de las Gentes disgregadas por la herida del pecado se sometan a su suavísimo imperio. Que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
 
¡Oh Jesús amante y bueno!, aquella noche triste de tu Pasión tus ojos divinos veían a través de los siglos todos nuestros pecados y olvidos que tan dolorosamente herían tu divino Corazón. Tanto que para que tu pureza no te hiciese huir de nosotros, no tus verdugos sino el amor vendó tus ojos, a fin de que no vieses más que almas que se perdían si Tú las dejabas.
 
Haz que esas almas, a las que tu sangre y tus lágrimas han lavado y purificado, lleguen a amarte con tanto entusiasmo que se cierren sus ojos a todo lo que no seas Tú, Rey de sus amores.
 
Haz, Señor, que los hombres te conozcan y te amen. Amén.
 
Obsequio. Cerrar los ojos a todo lo que no sea Jesús.
 
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.