Sexto Día de la Novena a Santo Domingo de Guzmán

Oración para todos los días
Dios todopoderoso que hiciste de nuestro Padre Domingo un testimonio vivo de la verdad y del amor, te rogamos nos concedas la gracia y la fuerza de seguir sus caminos, dejándonos guiar por tu sabiduría que viene de lo alto. Haz que por su mediación, sintamos en nosotros la urgencia de anunciar al mundo el Evangelio.
Haznos, Señor, vivir siempre en la esperanza y en la confianza de tu santa voluntad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Sexto Día: Hombre de Iglesia
Domingo quería una predicación con sentido de Iglesia (in medio Ecclesiae) y una predicación desde la comunidad.
Domingo tenía un profundo afecto a la Iglesia, a pesar de todo lo que veía en ella. Lo había adquirido como acólito con su tío en Gumiel, como canónigo en Osma, en sus viajes a Roma y en sus contactos con fieles, sacerdotes, obispos, cardenales y papas… Sabía que el mandato misionero o la misión apostólica nos llega a través de la Iglesia. No quiso predicar sin la misión eclesial y, menos, contra la Iglesia. Y le decía a sus frailes: “Cuando vayan a predicar, visiten primero al obispo…
Y quiso predicar desde una comunidad o en equipo: por eso, nació la familia dominicana. Para que ni la muerte de Domingo ni la muerte de las sucesivas generaciones terminara con ese ministerio tan esencial en la Iglesia.
La leyenda habla del encuentro entre santo Domingo y san Francisco. Es verosímil, aunque no haya comprobación histórica. Lo importante es que quienes le conocieron y se impregnaron de su estilo de vida vieron algo lógico el abrazo entre los dos patriarcas. Veían en ellos hombres de abrazo. Son muchos los testigos de canonización y otros biógrafos que en santo Domingo destacan el cariño que tenía a los religiosos de otras órdenes.
Hay que subrayar no sólo su fidelidad a la Iglesia, fidelidad que se realiza en el intento de reformar y dar nuevo impulso a la predicación, sino también esas relaciones cordiales con otros miembros significados de la Iglesia. Santo Domingo fundó una Orden, no una secta. No necesitaba cerrarse en sí misma, dedicar tiempo a defenderse o a valorarse frente a otras instancias, sino abrazarse a ellas, colaborar con ellas, mantener cordiales relaciones entre los miembros de distintas órdenes o grupos de Iglesia. La historia nos dice que es necesario destacar este hecho porque más de una vez han surgido entre los institutos, movimientos, organizaciones eclesiásticas disputas poco evangélicas, sobre todo, propósitos poco eclesiales en la pastoral, en el intento de cultivar cada uno su huerto. ¡Qué lejos todo eso del estilo de santo Domingo!

Oración Final
Santo Domingo, padre y fundador nuestro, hombre del Evangelio, de oración y apostolado. Mira a tu familia que es llamada a seguirte consagrada a Cristo, y a su Iglesia en pobreza y fraternidad. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.