Por la señal de la Santa Cruz…
Oración Inicial
Bendita seas, Madre del Huerto,
por haber manifestado tu esplendor y belleza
en el muro de un Huerto de Chiávari,
desde donde dispensas tus favores, tanto espirituales como materiales.
Acudimos a ti, con la más ilimitada confianza, para implorar tu maternal intercesión.
Ayúdanos a que nuestra petición nos sea concedida... (formular la petición)
Madre del Huerto que tuviste tanta influencia con tu Hijo, ruega e intercede por nosotros para obtener las gracias que pedimos, si esa es la voluntad de Dios.
Amén.
Octavo Día: María, muéstranos tus oídos misericordiosos
Evangelio de Lucas:
“Su Madre conservaba cuidadosamente todos estos recuerdos en su corazón…”
María estuvo atenta, vigilante, para escuchar el mensaje del Señor. Oído fino el de María como el de ningún músico para captar las melodías que provenían del infinito, de Dios.
Pero también oído de diapasón, para oír los gemidos doloridos de sus hijos. Cuántas veces volvemos a casa con la sensación de que no hemos sida escuchados! Pero nuestro diálogo con la misericordiosa María jamás cae en el vacío. No bien sale de los labios, del corazón herido, la petición del cautivo, ya ella la escucha. Ella escucha todo balbuceo; los gemidos del pobre y del desvalido tienen en sus oídos una repercusión particular. Su misericordia tiene eco particular para ellos. No solamente los oye, sino que, además, los escucha "misericordiosamente" con gran cariño. Como la mamá que presta especial atención al hijo disminuido.
Por eso, a María le han contado y ha oído con preocupación que algo no marcha bien en la Tierra: hay angustias, hay miedos, hay desorientación, y ella misma ha querido verificarlo personalmente apareciendo en Chiávari, en Lourdes, en Fátima, en San Nicolás y tantos otros lugares de la tierra. Y al contemplarla benigna y misericordiosa, el clamor de millones ha resonado en sus piadosos oídos. Oídos de madre que siempre escuchan. "María se hizo toda para todos y a todos abre el seno de su misericordia para que todos reciban de su plenitud”.
S.A. Gianelli, convencido de la protección de María, ayuda a sus parroquianos a acudir a ella en sus aflicciones y necesidades: "La piedad y la misericordia que nos brinda María la vemos en el cuidado amoroso con que Ella nos cuida y en la protección amorosa que nos brinda. La piedad de María corredentora del género humano, según la idea de la divina misericordia, no puede menos que extenderse a todos los seres humanos y extender a todos y todas sus maternales cuidados y su piedad y socorro".
Oración:
Madre del amor hermoso: Virgen clemente. Hoy acudimos a Ti porque hemos puesto nuestra esperanza en tu amor de Reina y Madre de misericordia. Queremos crecer en la fe haciendo la Voluntad de Dios.
Amén.
Oración final: Acordaos
Acuérdate, Oh piadosísima Virgen María y dulcísima Madre,
María Santísima del Huerto, que jamás se oyó decir que ninguno
de cuantos han acudido a tu amparo, implorando tu protección
y reclamando tu auxilio, haya quedado sin consuelo.
Animado con esta confianza, a Vos también acudo,
Oh María Santísima del Huerto, y gimiendo bajo el peso de mis pecados,
me postro humildemente en presencia de tu imagen,
por cuyo medio tanto deseas favorecernos.
No desprecies mis súplicas, Oh Madre mía, antes bien escúchalas
y acógelas favorablemente. Amén
Letanías
- Nuestra Señora del Huerto, ruega por nosotros.
- San Antonio Gianelli, ruega por nosotros.
- Beata María Crescencia, ruega por nosotros.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén