En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Breve Historia
El confesor de Felipe, Persiano Rosa, estaba persuadido de que éste haría cosas todavía mayores si recibía la ordenación sacerdotal. Aunque el santo se resistía a ello acabó por seguir el consejo de su confesor por humildad y obediencia. El 23 de mayo de 1551 recibió las Órdenes Sagradas en la iglesia de Santo Tomás in Parione. Tenía 36 años. Fue a vivir con el Padre Rosa y los otros sacerdotes capellanes de San Jerónimo de la Caridad. A partir de ese momento, ejerció el apostolado sobre todo en el confesionario, en el que se sentaba desde la madrugada hasta mediodía, y algunas veces hasta las horas de la tarde, para atender a una multitud de penitentes de toda edad y condición social que acudían a él. Enseñó a sus penitentes el valor de la mortificación y de las prácticas que ayudan a crecer en la humildad. Algunos recibían de penitencia mendigar u otras prácticas de humillación para vencer el terrible orgullo. Celebraba con gran devoción la misa diaria, cosa que muchos sacerdotes habían abandonado. Con frecuencia experimentaba éxtasis durante la misa y algunas veces se le observaba levitando. Para no llamar la atención trataba de celebrar la última misa del día, en la que menos personas había. Felipe era muy severo consigo mismo, pero para los demás sólo tuvo amor, comprensión y consuelo. Toda persona que se confesaba una sola vez con él volvía seguro a hacerlo. A escondidas, para huir de la fama de santidad, Felipe hacía muchas obras de caridad con pobres y enfermos, y siguió visitando los hospitales mientras pudo. A Felipe se le aplican la realización de muchos milagros (curaciones e incluso resurrecciones) y la capacidad de preveer el futuro.
Doctrina
“La obediencia es buena siempre que se obedece sin discurrir y se está seguro de que, aquello que se le manda, es lo mejor que puede hacer”.
“Quien vive bajo la obediencia del confesor se asegura no tener que rendir cuentas a Dios de las acciones que ejecuta”.
“La obediencia es un camino breve para llegar rápidamente a la santidad”.
“No hay cosa más peligrosa para el alma que querer gobernarse uno a sí mismo”.
“La obediencia es el verdadero holocausto que se sacrifica a Dios en el altar de nuestro corazón”.
“A menudo, el demonio nos mueve con gusto a hacer penitencias u obras de caridad sin permiso del confesor, pero ocurre que si, enterado el confesor, nos da permiso para ellas, las ganas desaparecen y se nos hacen durísimas y repugnantes”.
“Para ser verdadero oratoriano no basta cumplir lo mandado, sino que es necesario hacerlo sin andar buscando razones contrarias”.
Petición particular para este día.
Letanías
Que distribuiste diariamente la Palabra de Dios Ruega por nosotros.
Que enderezaste a Dios tantos corazones Ruega por nosotros.
Que conversaste tan dulcemente con María Ruega por nosotros.
Que enalteciste la muerte Ruega por nosotros.
Que estableciste tus casas en todos los países Ruega por nosotros.
Que amaste a Dios por encima de ti mismo Ruega por nosotros.
Oremos
Señor Dios, que no cesas de enaltecer a tus siervos con la gloria de la santidad, concédenos que el Espíritu Santo nos encienda con aquel mismo fuego con el que abrasó el corazón de San Felipe Neri.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén