El Papa Francisco celebró este sábado una Misa con sacerdotes y religiosos en la Catedral de San Pedro y San Pablo, en Filadelfia (Estados Unidos), donde les pidió reflexionar sobre el servicio que realizan a las familias, orar por el Sínodo de la Familia que se realizará en octubre en el Vaticano y desafiar a los jóvenes para que cumplan su parte en la evangelización.
El Santo Padre fue recibido en la Catedral por el Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput, quien hoy cumple 71 años de edad. Esta es la primera actividad del Pontífice en esta ciudad, sede del Encuentro Mundial de las Familias.
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En ese sentido, durante su homilía pronunciada en español, Francisco pidió de modo especial a sacerdotes y religiosos reflexionar "sobre nuestro servicio a las familias, a las parejas que se preparan para el matrimonio y a nuestros jóvenes".
"Sé lo mucho que se está haciendo en sus iglesias particulares para responder a las necesidades de las familias y apoyarlas en su camino de fe. Les pido que oren fervientemente por ellas, así como por las deliberaciones del próximo Sínodo sobre la Familia", añadió el Papa, a cuyo lado se encontraba un cuadro de la Sagrada Familia.
El Papa destacó que la Iglesia local tiene una historia llena de generaciones de católicos comprometidos "que han salido a las periferias y construido comunidades para el culto, para la educación, para la caridad y el servicio a la sociedad en general", atendiendo las necesidades materiales y espirituales de pobres, inmigrantes, enfermos y encarcelados. "Todo esto es un gran legado que ustedes han recibido y que están llamados a enriquecer y a transmitir", afirmó.
En ese sentido, recordó la historia de Santa Catalina Drexel, "una de las grandes santas que esta Iglesia local ha dado" en el siglo XIX, fundadora de las Hermanas del Santísimo Sacramento para los indios y negros, en Santa Fe, Nuevo México, en 1891.
"Cuando (ella) le habló al Papa León XIII de las necesidades de las misiones, el Papa –era un Papa muy sabio– le preguntó intencionadamente: '¿Y tú?, ¿qué vas a hacer?'. Esas palabras cambiaron la vida de Catalina, porque le recordaron que al final todo cristiano, hombre o mujer, en virtud del bautismo, ha recibido una misión. Cada uno de nosotros tiene que responder lo mejor que pueda al llamado del Señor para edificar su Cuerpo, la Iglesia", señaló Francisco.
El Papa explicó que estas palabras "¿Y tú?", tienen dos aspectos "en el contexto de nuestra misión específica de transmitir la alegría del Evangelio y edificar la Iglesia", como laicos, sacerdotes o religiosos.
Indicó que esta pregunta cambiaron la vida de "una mujer joven con altos ideales", al hacerle pensar "en el inmenso trabajo que había que hacer y la llevaron a darse cuenta de que estaba siendo llamada a hacer algo al respecto. ¡Cuántos jóvenes en nuestras parroquias y escuelas tienen los mismos ideales!".
"Les pregunto, nosotros ¿Los desafiamos? ¿Les damos espacio y les ayudamos a que realicen su cometido? ¿Encontramos el modo de compartir su entusiasmo y sus dones con nuestras comunidades, sobre todo en la práctica de las obras de misericordia y en la preocupación por los demás? ¿Compartimos nuestra propia alegría y entusiasmo en el servicio al Señor?, cuestionó el Papa a las 1.500 personas que llenaron la catedral, entre
religiosos, sacerdotes y laicos.
Francisco indicó que "uno de los grandes desafíos de la Iglesia en este momento es fomentar en todos los fieles el sentido de la responsabilidad personal en la misión de la Iglesia, y capacitarlos para que puedan cumplir con tal responsabilidad como discípulos misioneros, como fermento del Evangelio en nuestro mundo", algo que requiere creatividad para adaptarse a los cambios, transmitiendo el legado del pasado con estructuras e instituciones que son útiles, pero también "abriéndose a las posibilidades que el Espíritu nos descubre".
Asimismo, dijo que es significativo que León XIII dirigiera esas palabras a una mujer laica. "Sabemos que el futuro de la Iglesia, en una sociedad que cambia rápidamente, reclama ya desde ahora una participación de los laicos mucho más activa", señaló.
El Papa indicó que "esto no significa renunciar a la autoridad espiritual que se nos ha confiado; más bien, significa discernir y emplear sabiamente los múltiples dones que el Espíritu derrama sobre la Iglesia. De manera particular, significa valorar la inmensa contribución que las mujeres, laicas y religiosas, han hecho y siguen haciendo a la vida de nuestras comunidades".
Finalmente, Francisco agradeció a los sacerdotes y religiosos "por la forma en que cada uno de ustedes ha respondido a la pregunta de Jesús que inspiró su propia vocación: '¿Y tú?'"; y los animó a renovar "la alegría de ese primer encuentro con Jesús y a sacar de esa alegría renovada fidelidad y fuerza".
Antes de concluir la Misa, Mons. Chaput agradeció al Papa por venir a Filadelfia, que "ha esperado un largo tiempo por este momento", y no solo los católicos, sino los cristianos de toda denominación, la comunidad judía y las autoridades locales.
"Esta es una ciudad que cambiaría hoy su nombre a 'Villa Francisco' sin pudiéramos, sin molestar al resto de Norteamérica. Así, le damos la bienvenida con todos nuestros corazones y una enorme cantidad de entusiasmo y alegría", expresó.
Asimismo, destacó que la Catedral de San Pedro y San Pablo es el hogar de la Iglesia en Filadelfia, que ha dado "dos de los más grandes santos del país: Santa Catalina Drexel y San John Neumann"; y es el lugar de nacimiento de las primeras escuelas parroquiales en Estados Unidos. Además, esta ciudad tiene "un rico legado de servicio social y educación católica", afirmó.
Finalmente, Mons. Chaput agradeció a Francisco por su apoyo a las familias, al matrimonio, los inmigrantes, los jóvenes y los pobres. Pero sobre todo, "por vivir el Evangelio de Cristo con un espíritu de alegría que ha alcanzado cada corazón en esta catedral".