Un día como hoy, 12 de octubre, pero de 1895, Nuestra Señora de Guadalupe recibió la corona pontificia por decisión del Papa León XIII.
La ceremonia se realizó en la que hoy se conoce como “antigua” Basílica de Guadalupe, llamada oficialmente Templo Expiatorio a Cristo Rey, que se encuentra a pocos metros de la nueva iglesia que custodia la imagen original aparecida milagrosamente en la tilma de San Juan Diego hace cerca de 500 años.
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En un video que recuerda ese histórico acontecimiento, el P. José de Jesús Aguilar, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis Primada de México, señaló que ese día “desde las 4 de la mañana la gente esperaba para poder entrar, y a las 7 de la mañana ya no era posible dar un paso para acercarse a la antigua Basílica”.
“Para la coronación se realizó una breve oración y, al terminar, la corona se llevó al altar en procesión. La bendijo el señor Arzobispo Don Próspero María Alarcón, quien la recibió de manos del señor Abad José Antonio Plancarte y Labastida”.
“Llegado el momento, el Arzobispo de México y el Arzobispo de Michoacán, Don José Ignacio Árziga, colocaron la corona en el gancho de las manos del ángel que se encuentra sobre el cuadro”, dijo el P. Aguilar.
El sacerdote mexicano destacó que veinte años después de su coronación pontificia, en 1915, “el Papa Pio X declaró a la Virgen de Guadalupe como Reina de Latinoamérica”.
“Y en el cincuentenario de la coronación, por iniciativa del Papa Pio XII, fue coronada nuevamente el 12 de octubre de 1945 con el título de Emperatriz de las Américas”, añadió.
El P. José de Jesús Aguilar indicó que la corona que le concedió el Papa León XIII a la Virgen de Guadalupe “es bellísima”, y se encuentra actualmente “sobre el marco de la Virgen en la nueva Basílica del Tepeyac, pero su altura impide que los fieles puedan verla a detalle”.
Para su elaboración, el entonces Abad de la Basílica de Guadalupe, P. José Antonio Plancarte, viajó a París (Francia), para encomendarle el trabajo al joyero Edgar Morgan, “bajo el diseño de Rómulo Escudero Pérez y Gallardo y el dibujo de Salomé Piña”.
“Se necesitaron dos años de cuidadosos trabajos”, dijo.