Este 11 de septiembre se celebra un nuevo aniversario desde que en Aviñón (Francia) comenzó la adoración Perpetua al Santísimo Sacramento, una práctica que en la actualidad se ha extendido por todo el mundo.
Según indica la Enciclopedia Católica, la adoración perpetua es una expresión que se usa para designar la adoración sin interrupción del Santísimo Sacramento o con pausas de cortos espacios de tiempo.
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El término es utilizado “en un sentido moral, cuando se interrumpe solamente por un corto espacio de tiempo, o por razones imperativas, o por circunstancias fuera de control, para reanudarse, sin embargo, apenas sea posible”, agrega.
La enciclopedia indica que muchos expertos atribuyen el inicio de la adoración de Jesús Eucaristía al momento en el que se estableció la Fiesta de Corpus Christi en 1246, por el entonces Obispo de Lieja (Bélgica), Mons. Robert de Thourotte, y a sugerencia de Santa Juliana de Mont Cornillon.
Sin embargo, la primera vez que se realizó la adoración perpetua de la que hay constancia fue en Aviñón, en 1226.
El 11 de septiembre de ese año, el rey francés Luis VII pidió exponer el Santísimo Sacramento como una forma de celebrar la victoria sobre los albigenses, una secta que floreció en el sur de Francia en los Siglos XII y XIII.
“En acción de gracias, se expuso el Santísimo Sacramento cubierto con un velo, en la Capilla de la Santa Cruz” de Orleans, resalta la enciclopedia.
Frente a la gran cantidad de personas que se acercaron a adorar a Jesús Eucaristía, el obispo Pierre de Corbie “estimó conveniente continuar la adoración por la noche, así como de día”.
La Santa Sede ratificó posteriormente esta adoración perpetua, la cual se mantuvo de manera ininterrumpida hasta 1792, cuando se detuvo por el caos de la Revolución Francesa, y se retomó en 1829, gracias a los esfuerzos de la “Confraternidad de los Penitentes-Gris”.
La adoración perpetua se fue expandiendo por Europa, y fue hasta que se creó la devoción de las Cuarenta Horas, establecida oficialmente en 1592, cuando realmente se “desarrolló en forma general” esta práctica de fe católica.
La devoción de las Cuarenta Horas extendió la Adoración Perpetua en “varias iglesias de Roma hasta que gradualmente se extendió a todo el mundo, de forma que puede decirse en verdad que, durante cada hora del año, el Santísimo Sacramento, expuesto solemnemente, es adorado por multitudes de fieles”, agrega la enciclopedia.