Se acerca el año 2021 y con este la esperanza de mejores días que permitan superar las difíciles circunstancias dejadas por el 2020.
Por ello, el director nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) de Uruguay, P. Leonardo Rodríguez, invitó a enfocarse en cuatro acciones esenciales para "liberarnos de cualquier interpretación fatalista de la realidad".
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Antes de eso, el sacerdote advirtió que el 2021 "no promete ser más fácil que el que despedimos", debido a las consecuencias de la pandemia y por "aquellas problemáticas ya existentes que quedaron especialmente evidentes en este año, seguramente se agudizarán", advirtió.
1.- Ser conscientes del cambio
En este contexto, "lo peor que nos podría suceder es que nos quedáramos paralizados o angustiados añorando nostálgicamente el regreso al pasado lejano o cercano".
Es necesario "hacernos conscientes de que ha cambiado la realidad, hemos cambiado nosotros, el sentido de nuestra vida, de existencia personal y social".
"Hacernos conscientes es disponernos a purificar, liberar, sanar, reconstruir, resignificar la vida misma, nuestros vínculos, los tiempos y espacios de pertenencia, nuestras expresiones y la forma de decir, obedecer y discernir".
Ya sea en soledad o "en una dinámica de convivencia abundante", "se nos ofrece una nueva oportunidad en este tiempo. Solo hace falta el compromiso de emprender el camino".
2.- Reconocer nuestra fragilidad
Se debe comenzar "siempre desde nuestra fragilidad, física, humana, espiritual".
"Eso nos hará coherentes y transparentes, alejándonos de la tentación de la prepotencia o el intento de superioridad".
"Porque apropiándonos del pensamiento del apóstol, debemos asumir que en nuestra fragilidad se hace visible la grandeza y la fuerza de Dios", afirmó el P. Rodríguez.
3.- Acoger el mandato misionero
El mandato de Jesús "vayan por todo el mundo" es más que un "movimiento geográfico", recordó el director de las OMP de Uruguay.
"Y en un mundo globalizado, el desafío para los discípulos misioneros es comprender que debemos estar abiertos al encuentro, al diálogo, a la fraternidad con todas las personas, comprendiendo a su vez que el Evangelio nos llama a abrazar a toda la persona".
El desafío entonces "es renunciar a las clasificaciones" de "cualquier índole, poniendo por encima todo aquello que nos une y nos enriquece mutuamente".
"Este sí que es un desafío grande porque pareciera que tenemos incorporados clasificaciones y criterios que nos dividen y alejan, en ocasiones con una mirada de superioridad que es falsa y terminan ahondando todas las heridas".
Sin embargo, "para nuestra vocación evangelizadora, es esencial que entendamos que no hay verdadera experiencia misionera, si no estamos involucrados con todo lo que somos y tenemos y si no atendemos a la totalidad de la persona con la que nos encontramos, libres de juicios".
"En términos pastorales, se trata de pensar, proponer y realizar una dinámica evangelizadora que tiene como fundamento y como objetivo la persona en relación", sostuvo el sacerdote.
4.- Volver una vez más a lo esencial: Jesús
"Cuando atravesamos una crisis tenemos la gran oportunidad de preguntarnos: ¿qué es aquello a lo que no podemos renunciar? ¿Qué tiene la fuerza de conducirnos en fidelidad y realización personal y eclesial?".
"La respuesta nos conduce, no a una estrategia elaborada para llevarnos al éxito en términos empresariales, se trata de una respuesta con nombre propio: Jesús".
Por ello, es necesario "volver una y otra vez a la contemplación del Hombre Jesús, del Dios Jesús, que mantiene el trazo indiscutible del verdadero camino de salvación para todos".
En ese sentido el P. Rodríguez invitó a tener "un encuentro vivo con Él", "una escucha constante, una escucha atenta, que de paso a la interpelación, a la motivación, a la aplicación de su pedagogía, que genere respuestas simples y sinceras".