El Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus este domingo ante miles de peregrinos provenientes de diversos países. En sus palabras previas a la oración mariana, el Santo Padre recordó que "la victoria del Señor es segura", por lo que alentó a tener esperanza ante los dramas e injusticias que encontramos.
Refiriéndose al Evangelio de hoy, el Santo Padre destacó que "el Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es sobre todo iniciativa y don del Señor". Porque "la semilla es símbolo de la Palabra de Dios, cuya fecundidad es reclamada por esta palabra. Como la humilde semilla se desarrolla en la tierra, así la Palabra obra con la potencia de Dios en el corazón de quien la escucha".
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De hecho, "nuestra débil obra, aparentemente pequeña frente a la complejidad de los problemas del mundo, si está insertada en la de Dios no tiene miedo de las dificultades". Y "la victoria del Señor es segura: su amor hará despuntar y hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra".
"Esto nos abre a la fidelidad y a la esperanza, a pesar de los dramas, las injusticias, los sufrimientos que encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla, para que lo haga madurar el amor misericordioso de Dios".
Francisco subrayó que "Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia".
En este sentido, señaló que "Dios confió su Palabra a nuestra tierra, esto es, a cada uno de nosotros con nuestra humanidad concreta. Podemos ser confiados, porque la Palabra de Dios es palabra creadora, destinada a ser 'el grano completo en la espiga".
Y si esta palabra es acogida "trae ciertamente sus frutos, porque Dios mismo la hace germinar y madurar a través de vías que no siempre podemos verificar y de una forma que no sabemos", aseguró.
Todo esto "nos hace entender que es siempre Dios, es siempre Dios que hace crecer su Reino –por eso rezamos tanto que 'venga tu Reino'–. Es Él que lo hace crecer, el hombre es su humilde colaborador, que contempla y alegra la acción creadora divina y espera con paciencia los frutos. La Palabra de Dios hace crecer, da vida".
El Papa quiso recordar de nuevo la importancia de llevar la Palabra de Dios siempre a la mano, "el Evangelio pequeño en el bolso, en el bolsillo" y de "nutrirse cada día con esta Palabra viva de Dios: leer cada día un pasaje del Evangelio, un pasaje de la Biblia. No olviden nunca esto, por favor. Porque esta es la fuerza que hace germinar en nosotros la vida del Reino de Dios".
Retomando el comentario al Evangelio, afirmó que el Reino de Dios es "una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante. Para entrar a formar parte se necesita ser pobres en el corazón; no confiar en las propias capacidades, sino en la potencia del amor de Dios; no actuar para ser importante a los ojos del mundo, sino preciosos a los ojos de Dios, que prefiere a los simples y los humildes".
Por ello, "cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza de Cristo y transforma aquello que es pequeño y modesto en una realidad que hace fermentar la entera masa del mundo y de la historia".