El documento final del Sínodo de la Amazonía, dado a conocer este sábado 26 de octubre, propone nuevas opciones pastorales y nuevas estructuras burocráticas.
El texto de 30 páginas y 120 puntos está dividido en una introducción, cuatro capítulos y una breve conclusión. Los capítulos corresponden a la conversión pastoral, cultural, ecológica y sinodal.
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En la introducción, los participantes del Sínodo hacen un diagnóstico general sobre la Amazonía y afirman que esta región "hoy es una hermosura herida y deformada, un lugar de dolor y violencia. Los atentados contra la naturaleza tienen consecuencias contra la vida de los pueblos".
"Esta única crisis socio-ambiental se reflejó en las escuchas pre-sinodales que señalaron las siguientes amenazas contra la vida: apropiación y privatización de bienes de la naturaleza, como la misma agua; las concesiones madereras legales y el ingreso de madereras ilegales; la caza y la pesca predatorias; los mega-proyectos no sostenibles (hidroeléctricas, concesiones forestales, talas masivas, monocultivos, carreteras, hidrovías, ferrocarriles y proyectos mineros y petroleros); la contaminación ocasionada por la industria extractiva y los basureros de las ciudades y, sobre todo, el cambio climático", prosigue el texto en el párrafo o numeral 10.
Estas, indica el documento, "son amenazas reales que traen asociadas graves consecuencias sociales: enfermedades derivadas de la contaminación, el narcotráfico, los grupos armados ilegales, el alcoholismo, la violencia contra la mujer, la explotación sexual, el tráfico y trata de personas, la venta de órganos, el turismo sexual, la pérdida de la cultura originaria y de la identidad (idioma, prácticas espirituales y costumbres), la criminalización y asesinato de líderes y defensores del territorio".
"Detrás de todo ello están los intereses económicos y políticos de los sectores dominantes, con la complicidad de algunos gobernantes y de algunas autoridades indígenas. Las víctimas son los sectores más vulnerables, los niños, jóvenes, mujeres y la hermana madre tierra", continúa el texto.
Respecto a la conversión pastoral, el documento final del Sínodo propone una "Iglesia en salida misionera", una "Iglesia samaritana, misericordiosa, solidaria", una "Iglesia en diálogo ecuménico, interreligioso y cultural" que "se lleva a cabo especialmente con las religiones indígenas y los cultos afrodescendientes", una "Iglesia misionera que sirve y acompaña a los pueblos amazónicos", una "Iglesia con rostro indígena, campesino y afrodescendiente", una "Iglesia con rostro migrante" una "Iglesia con rostro joven" y una Iglesia "que recorre nuevos caminos en la pastoral urbana".
En relación a la conversión cultural, el texto indica en el párrafo 48 que "la Iglesia promueve la salvación integral de la persona humana, valorando la cultura de los pueblos indígenas, hablando de sus necesidades vitales, acompañando a los movimientos en sus luchas por sus derechos".
Más adelante, en el número 55, el documento final afirma que "la evangelización que hoy proponemos para la Amazonía, es el anuncio inculturado que genera procesos de interculturalidad, procesos que promueven la vida de la Iglesia con una identidad y un rostro amazónico". En ningún momento se habla de la evangelización de la cultura ni del anuncio directo de Jesucristo, ni de la conversión.
En lo que respecta a la conversión ecológica, el texto señala en el párrafo 65 que "nuestro planeta es un regalo de Dios, pero sabemos también que vivimos la urgencia de actuar frente a una crisis socioambiental sin precedentes" y proponen caminar "hacia una ecología integral desde la encíclica Laudato si'".
Según el párrafo 74 del documento, "el papel de la Iglesia es el de aliada. Ellos (los indígenas) han expresado claramente que quieren que la Iglesia los acompañe, que camine junto a ellos, y no que les imponga un modo de ser particular, un modo de desarrollo específico que poco tiene que ver con sus culturas, tradiciones y espiritualidades. Ellos saben cómo cuidar la Amazonía, cómo amarla y protegerla; lo que necesitan es que la Iglesia los apoye".
En el número 82 del texto se propone luego "definir el pecado ecológico como una acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el ambiente". "También proponemos crear ministerios especiales para el cuidado de la "casa común" y la promoción de la ecología integral a nivel parroquial y en cada jurisdicción eclesiástica", prosigue el documento final.
El numeral 85 plantea luego crear un observatorio socioambiental pastoral que "trabajaría en alianza con el CELAM, la CLAR, Caritas, la REPAM, los Episcopados nacionales, las Iglesias locales, las Universidades Católicas, la CIDH, otros actores no eclesiales en el continente y los representantes de los pueblos indígenas. Igualmente pedimos que en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, se cree una oficina amazónica que este en relación con este Observatorio y las demás instituciones locales amazónicas".
En lo que se refiere a la conversión sinodal, los participantes del Sínodo proponen "un estilo sinodal de vivir y de obrar en la región amazónica". Para ello hacen las propuestas de ordenar a los "viri probati", el estudio de la ordenación de mujeres al diaconado y de forma más problemática, la creación de un rito amazónico.
A ello se suman propuestas como la del párrafo 96 que señala que "el Obispo pueda confiar, por un mandato de tiempo determinado, ante la ausencia de sacerdotes en las comunidades, el ejercicio de la cura pastoral de la misma a una persona no investida del carácter sacerdotal, que sea miembro de la comunidad".
El numeral 102 del documento resalta luego que "es necesario fomentar la formación de mujeres en estudios de teología bíblica, teología sistemática, derecho canónico, valorando su presencia en organizaciones y liderazgo dentro y fuera del entorno eclesial" y en el párrafo 108 se propone además una formación de futuros sacerdotes que incluya "disciplinas que aborden la ecología integral, la eco teología, la teología de la creación, las teologías indias, la espiritualidad ecológica, la histórica de la Iglesia en la Amazonía, la antropología cultural amazónica, etc.".
El párrafo 112 indica asimismo que "en miras a una Iglesia presente, solidaria y samaritana proponemos: redimensionar las extensas áreas geográficas de las diócesis, vicariatos y 'prelazias' (prelaturas); crear un fondo Amazónico para el sostenimiento de la evangelización; sensibilizar y estimular a las agencias internacionales de cooperación católica para que apoyen más allá de los proyectos sociales a las actividades de evangelización".
El documento final propone luego crear una Universidad Católica Amazónica y en el numeral 115 sugiere iniciar un nuevo "Organismo Eclesial Regional Postsinodal para la región amazónica".
El numeral 120 concluye haciendo votos para que "María, Madre de la Amazonía, acompañe nuestro caminar; a San José, custodio fiel de María y de su hijo Jesús, le consagramos nuestra presencia eclesial en la Amazonía, Iglesia con rostro amazónico y en salida misionera".