El vaticanista italiano Sandro Magister, hizo algunas precisiones tras afirmar que en los medios se censura al Papa Francisco cuando habla del aborto, luego de recibir una carta del filósofo argentino José Arturo Quarracino, sobrino del Cardenal Antonio Quarracino, predecesor del Santo Padre en la Arquidiócesis de Buenos Aires en Argentina.
Según Quarracino, escribe Magister, "es verdad que el Papa Francisco habla con dureza contra el aborto, pero lo hace de manera tal que sus palabras no resuenan en los grandes medios de comunicación, que así no sufren ningún tipo de censura, por lo que él se adapta voluntariamente a este silencio".
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En su post titulado "No censura, sino silencio calculado. Una carta desde Argentina sobre el Papa y el aborto", Magister indica que "si, efectivamente, el Papa quisiera que sus palabras contra el aborto tuvieran un mayor impacto en el público, ¿por qué –se pregunta Quarracino– no las pronuncia en un Ángelus, en una gran audiencia pública, igual que hace con sus numerosas iniciativas en defensa de la naturaleza o de los migrantes, y no en cartas privadas de las que no informa ni siquiera 'L'Osservatore Romano'?".
En la carta que envió a Magister, Quarracino recuerda que cuando el presidente de Argentina, Alberto Fernández, prometió legalizar el aborto –que ya cuenta con media sanción al haberse aprobado en la Cámara de Diputados y que a fin de mes será votado en el Senado– "en ese momento la jerarquía católica hizo una sola afirmación en contra, pero muy suave y 'sin pelearse'".
"En segundo lugar, a fines de enero de este año, el presidente argentino fue recibido en visita oficial por Francisco, en un clima de generosa cordialidad. En esa ocasión no solo ambos ni siquiera hicieron alusión a la decisión abortista de Alberto Fernández, sino que además monseñor Marcelo Sánchez Sorondo celebró una escandalosa Misa en la cripta donde están depositados los restos de San Pedro, dándole la Comunión, a pesar de su confesada 'fe' abortista y su decisión de impulsar la pena de muerte prenatal", escribe Quarracino.
El 31 de enero, el Canciller de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, el Obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, presidió una Misa en las grutas de la Basílica de San Pedro antes de la reunión de Fernández con el Papa Francisco. En esa Misa Mons. Sánchez Sorondo le dio la Eucaristía a Fernández.
"Como resultado de ello, quedó a la vista que el primer magistrado argentino iba a avanzar decididamente con su proyecto, y que la jerarquía eclesiástica, argentina y vaticana, iban a ofrecer una oposición suave, reafirmando su postura pro vida y... nada más", prosigue el filósofo.
El sobrino del Cardenal Quarracino indica luego que si bien el Papa se pronuncia sobre el aborto con "formulaciones doctrinalmente justas y precisas", también se sabe de "la cooperación del Pontífice con el Consejo para el Capitalismo Inclusivo, como si fuera el capellán de ese emprendimiento de la gran plutocracia internacional, con empresas y personajes que en su totalidad han sido los responsables de la implementación del genocidio más grande que conoce la historia humana, el de los niños por nacer".
Quarracino señala que, de este modo, "Bergoglio compromete su participación en un emprendimiento político-económico, asociado con los que han implementado y llevado a cabo el genocidio que él mismo critica. Es decir: crítico en las palabras contra el aborto, pero socio en los hechos con los promotores del aborto. ¿No es un poco esquizofrénico?".
En opinión del filósofo, este modo de expresarse se repite en la carta que el Papa envió a las mujeres de las villas argentinas y a sus exalumnos en el país sudamericano.
"Si su postura [del Papa] fuera contundente, lo que debería hacer, y todavía está a tiempo, es escribir en forma pública y oficial, con membrete, cartas al presidente argentino y a la vicepresidente Cristina Kirchner, expresándole el rechazo total y absoluto, con el mismo método que utilizó con las mujeres, con el padre Pepe [di Paola, sacerdote villero] y con sus exalumnos", opina Quarracino.
"También podría –y debe hacerlo– pedir oraciones por la Argentina para que enfrente con éxito la ofensiva genocida en marcha, tanto en las audiencias de los miércoles o en los ángelus dominicales. Si en otros temas se compromete públicamente – medio ambiente, inmigrantes, la desigualdad económica global –, ¿por qué no lo hace en este tema, que es más importante que los mencionados?", continúa el filósofo en su carta a Magister.
Quarracino afirma luego que "quizás es cierto" que el Papa "nunca tuvo relación" con Cristina Kirchner "después que dejó de ser presidente, pero lo que no dice Bergoglio es que fue él quien gestó personalmente en el 2014 el encuentro y vínculo de ella con el siniestro George Soros, quien es el principal operador político y financiero de la actual ofensiva abortista en estos últimos años en Argentina" y en varias otros lugares del mundo.
"Es de esa época que se hizo famosa su exhortación a los argentinos que lo visitaban de 'cuidar a Cristina'. Cuidar a Cristina Kirchner para que sea ahora la impulsora principal y fundamental en el Senado argentino para la aprobación de la ley genocida. Es a ella a quien tiene que escribirle oficial y públicamente los conceptos expresados en forma privada", agrega Quarracino.
Cristina Kirchner es actualmente la vicepresidenta de Argentina y presidenta del Senado, donde los 72 senadores votarán el proyecto de la ley del aborto desde el próximo 29 de diciembre, al día siguiente en que la Iglesia recuerda a los Santos Inocentes, los niños menores de dos años asesinados por el rey Herodes.
En agosto de 2018 el Senado rechazó la ley con 38 votos. 31 votaron a favor, 2 se abstuvieron y hubo 1 ausente. Este 2020, en caso de empate, Cristina Kirchner tiene el voto dirimente y todo parece indicar que votaría por la legalización del aborto.
Quarracino considera que si el Papa no le escribe de modo oficial y público a Cristina Kirchner, "entonces estaremos en presencia de un montaje para encubrir una complicidad de hecho, aunque parezca –y solo eso es hasta ahora– una oposición total. Hasta ahora, es una oposición aparente, disimulada con fórmulas teóricas".
"Hacer negocios con los dueños del Poder Mundial –los Rothschild, los Rockefeller, la Fundación Ford, etc. – no es gratis. Te piden la sangre de los que pueden poner en peligro su 'reinado' mundialista, igual que Herodes", concluye José Arturo Quarracino.