En una ocasión, los pobladores de la ciudad de Marsella, en Francia, realizaron la que podría ser la primera consagración y adoración pública al Sagrado Corazón de Jesús con la finalidad de librarse de la mortal peste bubónica.
Todo esto por recomendación de la venerable Sor Anne-Madeleine Remuzat, quien tuvo una revelación del mismo Cristo.
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En un artículo del National Catholic Register, la escritora católica Susan Klemond recuerda que la venerable Sor Anne-Madeleine Remuzat, que continuó con la misión de Santa Margarita María de Alacoque de promover la devoción al Sagrado Corazón, recibió una revelación de Jesús en la que le pedía la consagración de Marsella, su ciudad natal.
Anne había nacido en Marsella en 1696, y a los nueve años recibió el permiso de sus padres para ingresar al monasterio de las Grandes Maries, de la Orden de la Visitación. Como religiosa continuó con la misión de Santa Margarita María de Alacoque, vidente del Sagrado Corazón, de fomentar esta devoción.
Sor Anne-Madeleine fundó una asociación dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, aprobada por el Vaticano en 1717, para agradecer a Cristo por su amor y reparar las afrentas que había sufrido en su vida terrenal y que todavía recibe en la Eucaristía, señala Klemond.
Según cuenta la escritora católica, en 1718 unas 60 personas que se habían reunido para adorar a Jesús Sacramentado en una iglesia local vieron el rostro de Cristo en el sacerdote durante más de media hora.
En esa ocasión, Dios le reveló a Sor Anne-Madeleine que la ciudad de Marsella sería castigada si no se arrepentía de su inmoralidad.
Klemond recuerda que además del relajamiento moral de los ciudadanos de Marsella, la herejía del jansenismo había echado raíces en Francia. Esta herejía sostiene que el libre albedrío del hombre es incapaz de cualquier bondad moral y que Cristo murió sólo por un pequeño grupo de personas que recibieron la gracia desde el nacimiento.
En 1713, el Papa Clemente XI condenó los errores jansenistas, pero en Francia algunas personas no aceptaron la condena.
En mayo de 1720, un barco del Medio Oriente llevó la peste bubónica a Francia e inició la Gran Plaga de Marsella.
Ante el aumento de casos de infectados, se estableció una cuarentena y las iglesias tuvieron que cerrar. Pero el monasterio de Sor Anne-Madeleine se salvó, y durante ese tiempo su comunidad hizo muchos actos de caridad, cuenta Klemond.
La escritora católica señala que, con permiso de su superiora, Sor Anne-Madeleine le pidió a Dios que le enseñara cómo deseaba que se honrara su Sagrado Corazón para que la plaga en Marsella terminara. Según precisa la abadía San José de Clairval, Jesucristo le dijo a la religiosa que quería una fiesta solemne para honrar su Sagrado Corazón.
Fue así que el entonces Obispo de Marsella, Mons. Henri de Belsunce, instituyó la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en la Diócesis de Marsella y consagró la ciudad el 1 de noviembre de 1720. Como hace notar Klemond, probablemente se trata de la primera consagración y adoración pública al Sagrado Corazón.
La abadía de Clairval detalla que desde la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, la enfermedad disminuyó gradualmente. Pero indica que la gente no reformó sus vidas y que en 1722 reapareció la plaga. Fue entonces que Mons. De Belsunce ordenó procesiones para el Corpus Christi y la nueva fiesta del Sagrado Corazón.
Los concejales de la ciudad de Marsella, que no habían asistido a la consagración y a la Misa de 1720, participaron en las procesiones de 1722, según narra Visitation Spirit. En septiembre de ese año terminó la peste. En sólo dos años, la peste bubónica causó la muerte de unas mil personas en la ciudad de Marsella y sus alrededores.
En 1730 falleció la Venerable Anne-Madeleine Remuzat y su causa de canonización está abierta.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa el 22 de junio de 2022. Publicado originalmente en el National Catholic Register.