La Santa Sede sigue la causa de beatificación del sacerdote valenciano Felipe Císcar Puig, considerado mártir de sigilo sacramental, por ser martirizado durante la persecución religiosa de 1936, por guardar el secreto de confesión.
En declaraciones a Avan, el vicepostulador de la causa, Padre Benjamín Agulló, señaló que el P. Puig, natural de la localidad valenciana de Piles, "es considerado mártir de sigilo sacramental ya que fue fusilado al negarse a revelar la confesión que administró a un religioso franciscano momentos antes de que fuera también asesinado".
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Agregó que "el fraile franciscano Andrés Ivars pidió ser confesado cuando se encontraba en la cárcel de Denia a finales de agosto de 1936 al intuir su próximo fusilamiento y en ese momento Císcar fue conducido a la prisión. Tras la confesión, intentaron arrancarle su contenido y ante su negativa a revelarlo, los milicianos le amenazaron con matarle".
"Al verle tan seguro, le llevaron a un simulacro de tribunal donde se le conminó para la revelación del sigilo, y como aún así continuó firme en su postura, afirmando que prefería morir, los milicianos le condenaron a muerte. Subidos a un coche, Felipe Císcar y Andrés Ivars, fueron llevados al término de Gata de Gorgos y allí fueron fusilados el 8 de septiembre de 1936", anotó el vicepostulador de la causa.
Felipe Císcar Puig había cursado sus estudios en el Seminario de Valencia y fue ordenado sacerdote en 1888. Después de varios cargos en distintas parroquias, desde 1906, sirvió como capellán a las religiosas agustinas descalzas de Denia.
Los sacerdotes Felipe Císcar y Andrés Ivars forman parte de la causa de canonización de los Siervos de Dios Ricardo Pelufo Esteve y 43 compañeros y compañeras mártires", en la que figuran un total de 36 religiosos franciscanos.
En la actualidad, el proceso se realiza en Roma, en la Congregación para las Causas de los Santos donde fue enviada la documentación, una vez concluido en Valencia el proceso diocesano, a la espera de que puedan ser beatificados.