Por Blanca Ruiz
25 de agosto de 2021
Ago 25, 2021
La religiosa que arriesgó su vida para evitar una masacre en Myanmar el pasado febrero, continúa arriesgando su vida ahora atendiendo a los infectados de COVID-19 en aldeas remotas del país. "Siento que es mi deber", aseguró.
Sor Ann Rose Nu Tawng es una religiosa Misionera de San Francisco Javier en Myanmar. Durante las revueltas que tuvieron lugar en el mes de febrero en el país tras un golpe militar, la religiosa arriesgó su vida al arrodillarse ante las fuerzas del orden para que no actuaran violentamente contra los manifestantes y evitó así la masacre de un centenar de personas.
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Ahora, esta religiosa sigue arriesgando su vida en favor de quienes más lo necesitan: los enfermos de coronavirus.
Según informa UCA News, Sor Ann Rose Tawng atiende a los enfermos de covid de aldeas afectadas por la pandemia, ya que sus habitantes no tienen acceso a hospitales.
Además de estar a kilómetros de distancia, esos hospitales se encuentran saturados de pacientes y están rechazando la admisión de más enfermos por la falta de trabajadores y camas.
"No tengo miedo de morir incluso si puedo infectarme con el virus COVID-19", declaró la religiosa a UCA News en el centro de salud dirigido por la iglesia en el estado de Kachin (Myanmar).
Ataviada con un equipo de protección personal (EPI), esta religiosa se hace cercana a los enfermos. Está decidida a dar apoyo moral y médico a todo el que lo necesite.
Sin embargo, es precisamente ese traje protector plástico el que, junto con la humedad de Myanmar, le hace sufrir muchísimo calor.
"No puedo quedarme inactiva. He visto las dificultades que la gente enfrenta en el terreno", aseguró.
Desde el pasado mes de junio, Sor Anne Rose Nu Tawng visita casas de budistas y cristianos en las aldeas cercanas.
"No me siento cansada a pesar de la preocupación de las tareas diarias. Siento que es mi deber", precisó