La catequesis del Papa Francisco de esta semana en la Audiencia General en la Plaza de San Pedro trató del relato de las Bodas de Caná, donde según el Pontífice se ve la misión a la que es llamado el cristiano y que está en relación directa con el amor de Dios y el misterio pascual.
"A estas bodas todos somos invitados, porque ¡el vino nuevo nunca puede faltar!", exclamó el Papa.
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Este relato de las Bodas de Caná es una "especie de 'puerta de entrada', en la que son grabadas palabras y expresiones que iluminan todo el misterio de Cristo y abren el corazón de los discípulos a la fe".
Francisco recordó que junto a Jesús estaban precisamente ellos y "dando comienzo a su ministerio público en las bodas de Caná, Jesús se manifiesta como el esposo del pueblo de Dios, anunciado por los profetas, y nos revela la profundidad de la relación que nos une a Él: es una nueva Alianza de amor", señaló.
"La vida cristiana es la respuesta a este amor, es como la historia de dos enamorados. Dios y el hombre se encuentran, se buscan, se celebran y se aman: como el amado y la amada en el Cantar de los Cantares".
"Todo el resto viene como consecuencia de esta relación. La Iglesia es la familia de Jesús en el que se vierte su amor, este amor que la Iglesia cuida y quiere donar a todos".
"¿Cómo es posible celebrar las bodas y hacer fiesta si falta aquello que los profetas indicaban como elemento típico del banquete mesiánico?", se preguntó el Papa. "El agua es necesaria para vivir, pero el vino expresa la abundancia del banquete y la alegría de la fiesta", añadió.
El Pontífice explicó que al transformar el agua en vino "Jesús realiza un signo elocuente: transformar la Ley de Moisés en Evangelio, que lleva alegría".
Francisco comentó las palabras de María "Hagan lo que Él les diga" y subrayó que "es curioso porque son sus últimas palabras contadas por los evangelios: son la herencia que nos entrega a todos".
"Se trata de una expresión que reclama la fórmula de fe utilizada por el pueblo de Israel en el Sinaí en respuesta a las promesas de la alianza": 'Cuanto el Señor ha dicho, nosotros haremos'". En Caná "los servidores obedecen" y llenan de agua las ánforas y luego las llevan al banquete, detalló.
"En estas bodas, de verdad viene estipulada una Nueva Alianza y a los servidores del Señor, es decir, a toda la Iglesia, es confiada la nueva misión: '¡Cualquier cosa que os diga, háganla!'".
Francisco manifestó que "servir al Señor significa escuchar y poner en práctica su Palabra. Es la recomendación simple pero esencial de la Madre de Jesús y del programa de vida del cristiano".
"Para cada uno de nosotros, esperar el ánfora equivale a confiar en la Palabra de Dios para experimentar su eficacia en la vida". "El Señor continúa reservando el vino nuevo para nuestra salvación, así como continúa brotando de su costado perforado del Señor", dijo.
El Papa afirmó también que la Bodas de Caná "son mucho más que la simple narración del primer milagro de Jesús". "La espera del Esposo comienza en las bodas que se realizan en el misterio pascual. En estas bodas Jesús se une con sus discípulos en una Nueva Alianza de la Iglesia".
El Pontífice también mandó un saludo a un grupo de matrimonios que celebraban 50 años de casados y les dijo que "esto sí que es el vino nuevo, ¡gracias por vuestro testimonio!".
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[TEXTO COMPLETO] Catequesis del Papa Francisco sobre las Bodas de Caná https://t.co/uJOnZ85oKx
- ACI Prensa (@aciprensa) 8 de junio de 2016