El Papa Juan Pablo II envió en mensaje a los presidentes de los episcopados chileno y argentino al conmemorarse el centenario de la inauguración del monumento dedicado Cristo Redentor que une la frontera andina de los dos países sudamericanos.
En el mensaje, dirigido al Arzobispo de Santiago de Chile, Cardenal Javier Errázuriz, y al Arzobispo de Rosario, Mons. Eduardo Mirás, el Santo Padre saluda a quienes asistieron al acto de conmemoración “que evoca acontecimientos decisivos en la historia de ambos países y manifiesta los valores fundamentales y de honda raigambre cristiana sobre los que se basan la identidad y convivencia de sus pueblos”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Papa recordó que “si la colocación del majestuoso monumento supuso por entonces un notable despliegue de medios y una estrecha colaboración entre numerosas personas e instituciones, no fueron menos los esfuerzos llevados a cabo anteriormente para dar significado a aquel gesto”.
Según el Santo Padre, “hasta llegar a los cuatro tratados de paz definitivos en 1902.
Se había conseguido la mejor de las victorias y demostrado la verdadera fortaleza del ser humano, así como la auténtica grandeza de las naciones. De la amenaza del conflicto se pasó a la convivencia amistosa entre dos Países vecinos y hermanos. El júbilo y la satisfacción estaban bien justificados al haber logrado el triunfo inapreciable de la paz”.
El Cristo Redentor, explicó, refleja cómo “el profundo espíritu de fe de argentinos y chilenos reconoció en aquellos acontecimientos un inestimable don de Dios”.
Por eso, se quiso “plasmar su gratitud en las cumbres andinas, para que la bendición divina llegara desde lo alto a todas las tierras hermanas e hiciera del confín lugar de encuentro y nunca de antagonismo”.
“La figura de Cristo Redentor invita desde entonces a repetir con el salmista la plegaria incesante de quien tiene puesta toda su confianza en Él: "Que los montes traigan paz, y los collados justicia" (Sal 71, 3). En efecto, la paz en la tierra, "suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia", es una tarea permanente, que nunca puede darse por concluida y requiere siempre, junto con la sensatez y la experiencia, la ayuda divina”, explicó.
El Papa pidió a ciudadanos y autoridades recordar “la necesidad de continuar los esfuerzos por afianzar, mediante la promoción incesante de una cultura de paz y de gestos significativos que la hagan prevalecer, sobre cualquier otra alternativa, los lazos de concordia y amistad, el camino del diálogo leal y el respeto del derecho”.
Asimismo, invitó “a los queridos hijos e hijas de Argentina y de Chile, en la conmemoración de este centenario, a que dirijan su mirada al Redentor para implorarle la luz y la fuerza necesaria para afrontar con esperanza y determinación los retos de hoy”.
construir una sociedad fundada ante todo en el reconocimiento de la dignidad inalienable de la persona humana