Este lunes 2 de noviembre, el vaticanista italiano Sandro Magister publicó una carta de la historiadora Alexandra Von Teuffenbach en la que presenta testimonios de religiosas que habrían sufrido abusos psicológicos y sexuales del P. José Kentenich, fundador del movimiento Schoensttat.
La carta de este lunes se suma a otras notas publicadas por Magister en su blog "Settimo Cielo" desde el 2 de julio, sobre las acusaciones contra el P. Kentenich, y que recibieron varias respuestas de líderes de Schoenstatt; primero rechazando las acusaciones y luego pidiendo una profunda investigación histórica. También hubo un pedido de perdón.
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Alexandra Von Teuffenbach informa que ha escrito dos libros sobre el tema, el primero trata principalmente sobre la vida de Sor Giorgia Wagner (1905 -1987), y el segundo se refiere a la visita apostólica hecha por el Vaticano a Schoenstatt en 1951.
"El fundador envió a una jovencísima Sor Giorgia, o Giorgina como se llamó a partir de 1962, a Chile para difundir su obra, lo que hizo con gran éxito. Pero, después de la Segunda Guerra Mundial, en 1947, el padre Kentenich visitó Chile, abusó de ella y la cesó como superiora provincial", afirma Von Teuffenbach en el texto publicado hoy por Magister.
"Muchos meses después, en una carta desgarradora, Sor Giorgia describió a la superiora general, más que el abuso, los efectos que este habían tenido en ella. Le relató que había intentado oponerse a los abusos del padre Kentenich, que le decía: '¡El 'Vater' puede hacerlo!' (en alemán, para indicar a un religioso se utiliza la palabra 'Pater', pero Kentenich se hacía llamar 'Vater", como un padre de familia). Este es también el título del libro: 'Vater darf das!'.
La religiosa escribió que "el rechazo y el miedo al padre Kentenich han aumentado dentro de mí […] y me he dado cuenta de que todos somos esclavos respecto a él y que nadie es completamente libre con él. Algunas hermanas me han hecho comentarios respecto a cuando estamos con el padre Kentenich y cuando estamos totalmente bajo su magia y su poder. ¿Por qué nos trata así? […] ¿Por qué predica la virginidad más hermosa, tanto espiritual como física, y se permite hacer todo con nosotras?".
"Estimada sor Anna, […] nos está permitido hablar con él estando solo de rodillas. Nos agarra ambas manos y nos atrae hacia él. Lo ha hecho en reiteradas ocasiones conmigo. Así tocamos su cuerpo. Cuando lo hizo la primera vez, cuando nos saludamos, cuando estaba sola con él, me preocupaba, pero no me atreví a decirle nada enseguida. Pero cuando estuve de nuevo con él, le pregunté si eso no era contrario a nuestro espíritu de castidad".
"Estimada sor Anna, puedo decirte con la mayor sinceridad que nunca en esto he hecho nada de qué acusarme, pero ahora dudo de la pureza de todos. ¿Es porque el padre Kentenich es también un hombre? ¿O todo en él es sobrenatural? ¿O cómo debería comprenderlo? […]", prosigue la misiva.
La historiadora afirma que cuando supo de la carta de la religiosa, "el padre Kentenich no negó nada, pero definió en público a Sor Giorgia como una 'poseída' y la intimó a retractarse. Seguidamente, la definió como una enferma de gota, de tiroides, de 'menopausia'. La última acusación que le dirigió es que era una enferma psiquiátrica".
"Sucesivamente, sobre todo por obra de otros religiosos palotinos cercanos a Kentenich, se procedió a la criminalización de esta mujer y de su confesor (que le había sugerido escribir a Roma) insinuando la existencia de una relación no lícita entre ellos", prosigue.
Sor Giorgia, indicó la historiadora, "soportó la vida en esa comunidad durante otros trece años y como todas las que se oponían a los abusos del padre Kentenich, la aislaban. El obispo de Treviri de la época habló más tarde de un verdadero martirio para estas religiosas".
Alexandra Von Teuffenbach dijo que el libro también "contiene testimonios jurados enviados a la diócesis de Treviri entre 1975 y 1990 y las cartas de numerosas religiosas que describen abusos físicos y sexuales, pero sobre todo psíquicos y espirituales".
"Entre estas está el testimonio de sor Gregoria, en una nota manuscrita escrito en tercera persona, porque la religiosa, treinta años después, sigue sin superar lo que le sucedió. La hermana de comunidad sor Mariosa, que acogió su confesión, como también un profesor de la universidad de Vallendar, confirman su autenticidad", destaca.
Según la historiadora, una religiosa que se acusó ante el P. Kentenich de haber pecado, "debió arrodillarse ante él y pedirle un castigo. Él pretendió que se tumbase sobre la silla, para poder pegarle. Primero le pidió repetidamente si se quería quitar las bragas. Con una gran angustia interior, la religiosa se tumbó sobre la silla".
Otra religiosa escribió que "el padre Kentenich a menudo humillaba a algunas de las hermanas durante sus conferencias. No me imaginaba que se podía hacer algo así. En una conferencia dijo algo así: 'El padre (refiriéndose a sí mismo) ha herido a la hija. Su corazón sangra. Pero el padre puede hacerlo. El padre es todo. La hija no es nada. El padre es, para la hija, Dios. El padre sabe todo. El padre puede y debe saber todo. Cuidado con esconderle algo al padre. Desde la puerta del cielo la hace dar marcha atrás'. Ha hablado a menudo así en público, o de manera similar".
"Es absurdo que la diócesis de Treviri, con su obispo actual Stephan Ackermann –responsable también para los cargos de abusos sexuales por cuenta de la conferencia episcopal alemana–, no ponga fin a la intención del movimiento de Schönstatt de llevar a los honores de los altares y, por tanto, como modelo de santidad que todo cristiano debería imitar, a un hombre como el padre Kentenich", concluye Von Teuffenbach.
Las acusaciones contra el P. Kentenich
El 2 de julio von Teuffenbach publicó un informe en el blog Settimo Cielo y en el periódico alemán Die Tagespost sobre las denuncias de abusos de poder y sexual contra el P. Kentenich que se remontan a mediados del siglo XX.
Von Teuffenbach se remitió a documentación disponible en los recientemente abiertos documentos del pontificado de Pío XII en el Archivo Apostólico Vaticano y a los hallazgos del teólogo jesuita Sebastiaan Tromp, que realizó una visita apostólica a la Familia de Schoenstatt a pedido de la Santa Sede.
En su informe, la experta en historia de la Iglesia presentó supuestos diálogos de contenido sexual que habrían ocurrido entre el P. Kentenich e integrantes del Instituto de las Hermanas de María de Schoenstatt antes de la visita apostólica del P. Tromp. Además señaló la existencia de al menos una carta denunciando "abuso sexual" y dijo que otras misivas con contenido similar habrían sido desechadas por la entonces madre general de la institución religiosa en Alemania.
Las denuncias habrían llevado a que en 1951 el P. Kentenich fuera enviado a Estados Unidos y separado de su fundación, en un periodo que en la institución religiosa se conoce como "exilio".
No sería hasta 1965, tres años antes de su muerte, que el Vaticano le permitió al sacerdote regresar a Alemania y reunirse con la Familia de Schoenstatt.
El 3 de julio de 2020, el P. Patricio Moore, vocero del Instituto de los Padres de Schoenstatt en Chile, pidió perdón por la institución religiosa y ofreció una explicación sobre la historia y el contexto de las acusaciones.
"Creo que nosotros o yo no estuve a la altura de dar a conocer una serie de cosas que deberíamos haber dado a conocer en el momento oportuno" y "no estuvimos a la altura de realmente entregar todo esto que sabíamos, sobre todo pensando que ya había muerto toda la gente que participó en esta historia", dijo el sacerdote.
El 7 de julio Mons. Stephan Ackermann, Obispo de Tréveris (Alemania), anunció la creación de una nueva comisión de historiadores para analizar la causa de beatificación del P. Kentenich.