Cada 2 de agosto, y por una solicitud de San Francisco de Asís, los fieles pueden pedir la gracia de la indulgencia plenaria de la Porciúncula o "Perdón de Asís", que data de 1216.
Dentro de la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, en Asís (Italia), se encuentra la Porciúncula, una pequeña capilla nombrada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
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Se trata de un sitio al que concurren miles de peregrinos, y hay cuatro razones que le otorgan gran importancia para la Iglesia Católica:
1. Allí se originó la Orden Franciscana
San Francisco descubrió su vocación y vivió la mayor parte de su vida en ese pequeño templo deteriorado, que fue donado por los benedictinos.
El Ministro Provincial de la Orden Franciscana en Chile, P. Isauro Covili, explicó a ACI Prensa que San Francisco consideró el lugar como "una pequeña porción del Cielo en la tierra", por lo que decidió reconstruir el templo ayudado por otras personas y leprosos.
"Ese lugar constituye los inicios de la Orden Franciscana, de la vida evangélica de San Francisco y de Santa Clara", indicó el P. Covili en 2018.
"San Francisco siempre se preocupó por que los hermanos que habitaban el lugar fueran los más virtuosos", ya que lo veía como "un lugarcito donde el Cielo se hacía presente", agregó.
2. Allí las almas encuentran el perdón
En 1216, mientras San Francisco rezaba en la Porciúncula por la salud de las almas y los pecadores, se le aparecieron Cristo y la Virgen rodeados de ángeles.
El santo pidió al Señor la indulgencia para todos los que visitaran el templo. Luego de ser otorgada por Jesús, San Francisco visitó al Papa Honorio III, quien concedió la autorización eclesial.
"Esta indulgencia representa la vida penitencial, que es un retorno permanente a Dios, es volverse a Dios desde las entrañas, desde el amor de Dios, de Jesús mismo que habla y ama entrañablemente", manifestó el P. Covili.
El sacerdote explicó que "una indulgencia es una experiencia profunda de espiritualidad y de perdón; y esta fue pedida por San Francisco para la Iglesia y todos los que quisiesen reparar situaciones personales y comunitarias, y experimentar el amor de Dios que repara y que purifica el corazón".
3. Es una invitación a renovar la misión
El P. Covili sostuvo que "la Porciúncula es un reclamo a la vida y la dignidad humana. Es un lugar donde San Francisco vive el Evangelio de Jesús; y, estando ahí, enviará a los primeros hermanos en misión".
"Esta es una fiesta que nos pide volver a Jesucristo, al Evangelio, a lo esencial, abrazar al pobre, al excluido. Es una fiesta que dice relación con la fraternidad, la comunión y el diálogo", afirmó.
Además, subrayó que "es una oportunidad para que la Iglesia se renueve desde el encuentro con la Palabra y desde el anuncio misionero".
4. Resalta el valor de la mujer
Santa Clara, animada en su vida espiritual por San Francisco, se dirigió a este lugar en 1212 para consagrar su vida a la Orden de los Hermanos Menores.
Ese mismo año Santa Clara y San Francisco fundaron la segunda Orden Franciscana o de las Hermanas Clarisas.
La amistad, fraternidad y guía de San Francisco en la vida de Santa Clara es una expresión del "valor de lo femenino que hoy nos desafía a reconocerlo e incorporarlo como expresión real en la vida de la Iglesia", apuntó el sacerdote.
En particular, la fiesta de la Porciúncula le "hace muy bien a la Iglesia" por ser "una oportunidad de renovarse desde lo esencial, es un retorno hacia Jesucristo, hacia una vida más profunda, una Iglesia más desde la comunión, desde el anuncio misionero", finalizó el provincial.