El Arzobispado de Madrid (España) ha enviado un comunicado en el que pide "no besar la talla de Jesús de Medinaceli para prevenir contagios por coronavirus" durante el besapié que tiene lugar el primer viernes de marzo y al que acuden miles de personas.
Según explican, "atendiendo a las recomendaciones de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el Arzobispado de Madrid pide a los fieles que asistan este fin de semana a los cultos en honor a Jesús de Medinaceli y a Jesús del Gran Poder y a celebraciones similares que se abstengan de besar las tallas, como es tradición, para evitar posibles contagios por coronavirus".
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Además subrayó que "por el momento, siempre conforme a las pautas de las autoridades sanitarias, el resto de los actos programados se mantienen igual".
El besapié del Cristo de Medinaceli es una de las devociones más arraigadas en Madrid. Cada año, el primer viernes de marzo, miles de personas pasan por la Basílica de los Hermanos Capuchinos, situada en el centro de Madrid, para besar el pie de la imagen de Cristo y pedir tres deseos.
Una devoción profunda y antigua
Para conocer la devoción que cada año reúne a miles de personas hay que remontarse al siglo XVII. La imagen fue tallada en Sevilla y llevada por los Hermanos Capuchinos a Marruecos para el culto de los soldados españoles en el siglo XVII.
Durante la contienda en Marruecos, cuando la ciudad de Mármora cayó en manos del rey Musley Ismael, éste encargó que la imagen del Nazareno fuera arrastrada por las calles en señal de odio contra la religión cristiana.
La historia cuenta que fray Pedro de los Ángeles, padre de la Orden Trinitaria, pidió al rey el rescate de la imagen, como si se tratara de una persona viva. El rey Musley tasó el precio de la imagen en su peso en oro. La tradición cuenta que la balanza se equilibró exactamente cuando se pesaron 30 monedas, por lo que se recuerda el episodio del Evangelio en el que Cristo fue vendido por 30 monedas. Desde entonces cuenta con una gran fama milagrosa.
La imagen pasó a Tetuán y Ceuta (Marruecos), y llegó a Madrid en el verano de 1682. La imagen se instaló en un primer momento en el convento de los Padres Trinitarios Descalzos, pero en 1895 se situó de manera definitiva en el convento de los Capuchinos de San Antonio del Prado.
Se venera de manera especial los viernes y de forma masiva el primer viernes de marzo. Decenas de personas aguardan durante días en la entrada del templo para poder besar el pie de la imagen y hacerle tres peticiones.