Ante los salesianos que han llegado al Vaticano procedentes de distintas partes del mundo, el Papa Francisco destacó aspectos de la vida del Beato Artémides Zatti, un salesiano coadjutor que el Santo Padre declarará santo este domingo 9 de octubre.
En el Aula Pablo VI, el Papa Francisco saludó a los salesianos y fieles llegados desde Boretto, el pueblo natal del Beato, Argentina; donde vivió y sirvió; Filipinas y otros lugares del mundo.
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El Papa dijo que quería destacar la figura de Artémides Zatti desde cuatro puntos de vista.
1.- Inmigrante
"En primer lugar, como inmigrante. Los salesianos llegaron a Argentina en 1875 y en los inicios desarrollaron su apostolado en Buenos Aires y en otros lugares, sobre todo en favor de los inmigrantes italianos. Artémides conoció a los salesianos en Bahía Blanca, donde había llegado en 1897 junto con su familia", explicó el Papa Francisco.
Lamentablemente, "muchos inmigrantes perdían el valor de la fe, absorbidos por el trabajo y los problemas que encontraban. Pero los Zatti, gracias a Dios, fueron una excepción".
"La participación en la vida de la comunidad cristiana, las relaciones cordiales con los sacerdotes, la oración común en su hogar y la frecuencia de los sacramentos no disminuyeron. Artémides creció en un óptimo ambiente cristiano y, gracias a la guía del padre Carlo Cavalli, maduró su opción por la vida salesiana", destacó el Papa Francisco.
2.- Artémides Zatti fue "pariente de todos los pobres"
"La tuberculosis que lo afectó a la edad de veinte años parecía que debería haber puesto fin a todos sus sueños, pero, gracias a la curación obtenida por intercesión de María Auxiliadora, Artémides dedicó toda su vida a los enfermos, sobre todo a los más pobres, a los abandonados y a los descartados", dijo el Santo Padre.
"Los hospitales de San José y de San Isidro fueron un recurso sanitario valioso y único, especialmente para atender a los pobres de Viedma y de la región de Río Negro; el heroísmo de Zatti los convirtió en lugares de irradiación del amor de Dios, donde el cuidado de la salud se volvió experiencia de salvación", destacó el Papa Francisco en referencia a los lugares de la Patagonia argentina donde sirvió el Beato.
Su labor, que con frecuencia cumplía ayudado de su bicicleta, lo hacía animado por "una profunda unión con el Señor, mediante la oración constante, la adoración eucarística prolongada y el rezo del Rosario".
3.- Salesiano coadjutor
Un salesiano coadjutor es un laico religioso con votos de obediencia, pobreza y castidad, que vive con sus hermanos sacerdotes y recibe formación específica para su trabajo.
El Papa recordó luego una declaración que Artémides Zatti hizo en 1915, agradeciendo a la Virgen su curación:
"CREÍ, porque sabía por fama que María Auxiliadora lo ayudaba de manera visible. PROMETÍ, pues siempre fue mi deseo ser de provecho en algo a mis prójimos. Y, habiendo Dios escuchado a su siervo, SANÉ", dijo el Beato.
De ese modo, dijo el Papa Francisco, "esta vida que había recuperado ya no era más su propiedad, sino que era totalmente para los pobres".
"Los tres verbos 'creí, prometí, sané' expresan la bendición y el consuelo que se derramaron en la vida de Artémides", agregó.
4.- Intercesor por las vocaciones
"Sobre esto tengo una experiencia personal. Cuando era Provincial de los Jesuitas de Argentina conocí la historia de Artémides Zatti, leí su biografía y le confié a él la petición al Señor de santas vocaciones a la vida consagrada laical para la Compañía de Jesús", dijo el Papa Francisco.
"Desde el momento que empezamos a rezar, por su intercesión, aumentaron considerablemente los jóvenes coadjutores; y eran perseverantes y muy comprometidos. Y de esa forma di testimonio de esa gracia que recibimos", continuó.
Sobre los hermanos jesuitas o los salesianos coadjutores, el Papa Francisco dijo que "tienen un carisma especial que se alimenta en la oración y en el trabajo. Y hacen bien a todo el cuerpo de la Congregación. Son personas de piedad, alegres, trabajadoras".
"En ellos no se ven 'complejos de inferioridad' por el hecho de no ser sacerdotes, ni aspiran a ser diáconos. Son conscientes de su vocación y la quieren así", resaltó el Santo Padre.
"Queridos hermanos cooperadores, que también ustedes puedan estar siempre agradecidos por el don de esta llamada que, dando un peculiar testimonio de vida consagrada, pueda ser propuesta a los jóvenes como forma de vida evangélica al servicio de los pequeños y de los pobres", aseguró.