El Papa Francisco ha vuelto a defender con determinación la vida "desde su concepción a su término natural"; en especial, la de las mujeres que en muchos países se encuentran con multitud de dificultades por el mero hecho de ser mujer.
El Papa señala que "las cuestiones unidas a la vida están intrínsecamente unidas a las sociales" y que entonces "cuando defendemos el derecho a la vida, lo hacemos para que la vida pueda, desde su concepción a su término natural, ser una vida digna, que no conozca las llagas del hambre y de la pobreza, de la violencia y de la persecución".
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En una carta enviada al Cardenal Peter Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, por la celebración de la segunda Conferencia Internacional sobre la Mujer que se desarrolla en Roma, el Papa denuncia algunas de las problemáticas con las que se encuentran en la sociedad.
El Santo Padre recordó luego las palabras de Benedicto XVI en su encíclica Caritas in veritate, donde subrayó cómo la Iglesia propone "con fuerza esta relación entre ética de la vida y ética social en la conciencia de que no puede tener base una sociedad que –mientras afirma valores como la dignidad de la persona, la justicia y la paz– se contradice radicalmente aceptando y tolerando las más diversas formas de desprecio y violación de la vida humana, sobre todo si es débil y marginada".
Sobre el desarrollo de una nueva agenda post 2015 en las Naciones Unidas, el Papa dijo que a ella "desean contribuir muchas mujeres y hombres comprometidos con la defensa y la promoción de la vida y en la lucha contra la pobreza, de la esclavitud y de las injusticias que, por desgracia, todavía demasiado a menudo vienen dadas principalmente por las mujeres de todas las edades y en todas partes del mundo".
De hecho, el Papa destaca que "en las diversas partes del planeta, las mujeres deben afrontar desafíos y problemáticas diferentes". Por ejemplo, "en el mundo occidental se dan, todavía a veces discriminaciones en el campo del trabajo. Son a menudo forzadas a elegir entre el empleo y la familia" y "su vida de noviazgo, de mujeres, madres, hermanas, abuelas, lamentablemente conoce la violencia".
Es más, "en los países en vías de desarrollo y en los más pobres son las mujeres las que llevan a sus espaldas el mayor peso; son ellas las que recorren al día kilómetros en busca de agua; las que demasiado a menudo mueren al dar a luz un hijo; las que son secuestradas para explotarlas sexualmente o forzadas a casarse demasiado jóvenes o contra su voluntad; a veces incluso se les niega el derecho a la vida solo porque son de sexo femenino".
A aquellos que defienden la dignidad de las mujeres, como los participantes del Congreso, "querría pedirles que se dejen guiar por el espíritu de humanidad y de compasión en el servicio al prójimo". Y que "la competencia profesional sea la primera cualidad fundamental, pero sin individualismo, sin mero activismo, sino con empeño generoso".
El Pontífice aseguró en el mensaje que "así harán ustedes emerger los dones inconmensurables de los que Dios ha enriquecido a la mujer, haciéndola capaz de comprensión y de diálogo para recomponer los conflictos grandes y pequeños, de sensibilidad para sanar las heridas y cuidar cada vida, también a nivel social, y de misericordia y ternura para tener unidas a las personas".
"Éste y otros aspectos forman parte del 'genio femenino' que es necesario que se puede manifestar plenamente, a beneficio de toda la sociedad".
En la despedida del mensaje el Papa renueva su "aplauso por haber promovido y organizado la presente Conferencia sobre un tema tan importante y urgente".