El Papa Francisco pidió hoy que todos los bautizados se tomen en serio ser cristianos porque el amor de Dios, el encuentro con Jesús, transforma al hombre y por eso todo cristiano está llamado a ser "portador de Dios".
"Tomemos en serio nuestro ser cristianos, y comprometámonos a vivir como creyentes, porque solo así el Evangelio puede tocar el corazón de las personas y abrirlo a recibir la gracia del amor, a recibir esta gran misericordia de Dios que acoge a todos".
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Lo dijo el Papa Francisco este sábado por la mañana en la Plaza de San Pedro al celebrar la primera audiencia jubilar del Año Santo. Una vez al mes, el Pontífice presidirá también este día de la semana la Audiencia General que tiene cada miércoles con miles de fieles.
En esta ocasión, Francisco habló de la relación que existe entre "misericordia" y "misión" y aseguró que en el Evangelio se observa esta experiencia de los primeros discípulos, por ejemplo, "después del primer encuentro con Jesús, Andrés fue a decirlo rápido a su hermano Pedro, y lo mismo hizo Felipe con Natanael". "Encontrar a Jesús equivale a encontrarse con su amor. Este amor nos transforma y nos hace capaces de transmitir la fuerza que nos dona".
El Santo Padre recordó que "desde el día del Bautismo nos es dado a cada uno de nosotros un nuevo nombre además del que ya nos dan papá y mamá, y este nombre es 'Cristóforo', que significa 'portadores de Cristo'. "El nombre de nuestra actitud, una actitud de portadores de la alegría de cristo, de la misericordia de Cristo", añadió.
Francisco manifestó que "la misericordia que recibimos del Padre no nos es dada como un consuelo privado, sino que nos hace instrumentos para que también otros puedan recibir el mismo don", dijo.
Explicó que "vivir de misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite crecer siempre más en la misericordia de Dios".
"Con su gracia, el Señor guía nuestros pasos mientras atravesamos la Puerta Santa y viene a nuestro encuentro para permanecer siempre con nosotros, a pesar de nuestras faltas y nuestras contradicciones", dijo el Papa.
Francisco pidió entonces que "no nos cansemos nunca de sentir la necesidad de su perdón, porque cuando somos débiles su cercanía nos hace fuertes y nos permite vivir con mayor alegría nuestra fe".
Recordó unas palabras de San Juan Pablo II: "La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia y cuando trae a los hombres a las fuentes de la misericordia".
El Pontífice señaló además que "como cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros del Evangelio".
"Cuando recibimos una buena noticia o cuando vivimos una buena experiencia, es natural que sintamos la exigencia de participar también a los otros".
El Santo Padre indicó que "sentimos dentro de nosotros que no podemos contener la alegría que nos ha sido donada y queremos extenderla".
En este sentido, "la alegría suscitada es tal que nos empuja a comunicarla. Debería ser igual cuando encontramos al Señor, la alegría de este encuentro de su misericordia, comunicarla".
Es más, "el signo concreto de que hemos encontrado de verdad a Jesús es la alegría que probamos al comunicarlo a los otros, y esto no es hacer proselitismo, es hacer un regalo, porque yo te doy aquello que me da alegría a mí".
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- ACI Prensa (@aciprensa) enero 30, 2016