Antes del rezo del Regina Coeli en este Tercer Domingo de Pascua, el Papa Francisco alentó a los fieles a releer la propia historia con los ojos de Jesús y propuso un modo concreto para hacerlo cada día.
Ante miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Santo Padre ofreció una reflexión sobre el Evangelio que hoy narra el encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús que, "resignados por la muerte del Maestro, el día de Pascua deciden dejar Jerusalén y volver a casa".
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El Papa Francisco resaltó que los discípulos se encuentran con Cristo y "mientras caminan, Él los ayuda a releer los hechos de un modo distinto, a la luz de las profecías, de la Palabra de Dios, de todo aquello que ha sido anunciado al pueblo de Israel. Releer es lo que Jesús hace con ellos".
"De hecho también para nosotros es importante releer nuestra historia junto a Jesús, la historia de nuestra vida, de un cierto periodo, de nuestras jornadas, con las desilusiones y las esperanzas".
Tras señalar que el Evangelio de hoy alienta a cada a uno a "contarle todo a Jesús" con sinceridad y sin vergüenza alguna, el Santo Padre destacó que "el Señor se pone contento cuando nos abrimos a Él, solo de este modo puede tomarnos de la manos y volver a hacer arder el corazón".
El Papa Francisco precisó luego que "hay un modo bello de hacer esto y hoy quisiera proponérselos: consiste en dedicar un tiempo, cada noche, a un breve examen de conciencia".
"Se trata de releer la jornada con Jesús, releer mi jornada: abrirle el corazón, de poner ante Él las personas, las opciones, los miedos, las caídas y las esperanzas, todas las cosas que han sucedido, para aprender gradualmente a mirar las cosas con ojos distintos, con sus ojos y no solo con los nuestros".
De este modo, continuó el Santo Padre, lo que parece complicado "se ve bajo otra luz: una cruz difícil de abrazar, la decisión de perdona ante una ofensa, una venganza fallida, la fatiga del trabajo, la sinceridad que cuesta, las pruebas de la vida familiar nos pueden hacer ver una nueva luz, la luz de Cristo resucitado, que sabe hacer de cada caída un paso hacia adelante".
"Pero para hacer esto es importante bajar las defensas: dejar tiempo y espacio a Jesús, no esconderle nada, llevarle las miserias, dejarse herir por su verdad, dejar que el corazón vibre con el soplo de su Palabra".
El Papa Francisco subrayó también que "podemos comenzar hoy, dedicar un momento de oración esta noche, durante el cual nos preguntemos: ¿Cómo ha estado mi jornada?".
"Que María la Virgen sabia, nos ayude a reconocer a Jesús que camina con nosotros y a releer –aquí la palabra: releer – delante de Él cada día de nuestra vida", concluyó.