Al recibir hoy en audiencia al presidente de Italia, Sergio Mattarella, el Papa Francisco destacó la importancia de la libertad religiosa, y alentó a que las autoridades públicas no pretendan "encerrar el auténtico espíritu religioso en la sola intimidad de la conciencia".
En su discurso, el Papa recordó la buena relación entre Italia y la Santa Sede. "La Iglesia ofrece a todos la belleza del Evangelio y de su mensaje de salvación, y tiene necesidad, para desarrollar su misión espiritual, de condiciones de paz y de tranquilidad, que solo los poderes públicos pueden promover".
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El Papa indicó que la autonomía de ambos "exalta la responsabilidad en común por el ser humano y por la exigencia espiritual y material de la comunidad, a la que todos tenemos la tarea de servir con humildad y dedicación".
Francisco hizo hincapié en la importancia de los componentes ideales y religiosos de la sociedad y pidió que "sean acogidos los principios fundamentales que presiden la vida civil y que no instrumentalicen o distorsionen sus creencias para la violencia o la explotación".
El Papa explicó que "el desarrollo ordenado de una sociedad civil y pluralista postula que no se pretenda encerrar el auténtico espíritu religioso en la sola intimidad de la conciencia, sino que se reconozca también su rol significativo en la construcción de la sociedad, legitimando la válida relación que esto puede ofrecer".
El Santo Padre no quiso dejar pasar la ocasión de recordar que "la historia de Italia muestra qué grande ha sido la contribución del cristianismo a su cultura y al carácter de su pueblo" puesto que "la fe cristiana ha 'inundado' el arte, la arquitectura y las costumbres del país. La fe se ha transformado en obras y éstas en instituciones, hasta dar rostro a una historia peculiar y a modelar prácticamente todos los aspectos de la vida, a partir de la familia, primer e indispensable baluarte de solidaridad y escuela de valores, que va ayudada a desarrollar su insustituible función social como lugar fundamental de crecimiento de la persona".
El Papa explicó al presidente la importancia de la dignidad de la persona. Denunció además la carencia de trabajo "para los jóvenes", lo que "se convierte en un grito de dolor que interpela a los poderes públicos, las organizaciones intermedias, los emprendedores privados y a la comunidad eclesial".
Les pidió que "se haga todo el esfuerzo posible para ponerle remedio, dando la justa prioridad a la solución de este problema".
"Para un ordenado crecimiento de la sociedad es indispensable que las jóvenes generaciones, a través del trabajo, tengan la posibilidad de proyectar con serenidad su futuro, liberándose de la precariedad y del riesgo de ceder a innegables y peligrosas tentaciones".
Así, "todos aquellos que tienen posiciones de especial responsabilidad tienen la tarea indispensable de afrontar con valentía, creatividad y generosidad este problema".
Sobre el medio ambiente, el Pontífice pidió cuidarlo especialmente. "Para buscar aliviar los crecientes desequilibrios y la contaminación, que a veces provocan varios desastres naturales", de tal forma que se tenga plena consciencia "de los efectos de nuestros comportamientos hacia la creación".
El Papa explicó que dentro de pocos días comenzará en Milán la Exposición Universal sobre el tema "Nutrir el planeta. Energías para la vida" y que se tratará de "una ocasión importante en la que serán presentadas las tecnologías más modernas y necesarias para garantizar una alimentación sana, segura y suficiente para todos los pueblos, respetando el medio ambiente".
Por último, aludió al fenómeno de la migración agradeciendo al Presidente la acogida "a los numerosos migrantes que, arriesgando la vida, piden ser acogidos".
"Es evidente que las proporciones del fenómeno reclaman una implicación mucho más amplia. No debemos cansarnos en solicitar un trabajo más extendido a nivel europeo e internacional".
Después, el Jefe del Estado, acompañado por el Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación Internacional, Paolo Gentiloni, se encontró con el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano y con Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.
Según ha informado la Santa Sede en un comunicado, las conversaciones transcurrieron "en un clima de cordialidad" y en ellas "se puso de manifiesto la satisfacción por las buenas relaciones entre la Santa Sede e Italia que la reciente firma de la Convención en materia fiscal ha contribuido a consolidar".
"Posteriormente se abordaron cuestiones relativas a la situación social italiana, con especial referencia a la familia, la educación, el empleo y las migraciones. También se expresó aprecio por la cooperación de la Iglesia católica que contribuye a aliviar diversas situaciones de malestar que caracterizan algunos ámbitos de la sociedad".
Según el comunicado, "no se olvidó considerar, en el marco de la actual situación internacional, la alarmante propagación de la violencia que sigue afectando al Mediterráneo Oriental y al norte de África".