El Papa Francisco aprobó una nueva política para las inversiones financieras de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano para que estén siempre alineadas con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. De este modo la Santa Sede no podrá invertir en empresas abortistas
Se trata de un nuevo reglamento unificado que será vigente a partir del próximo 1 de septiembre y que será regulado por el Comité para las Inversiones instituido por la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium.
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La Secretaría para la Economía explicó en un comunicado oficial que la nueva política debe "garantizar que las inversiones estén orientadas a contribuir a un mundo más justo y sostenible; protejan el valor real del patrimonio de la Santa Sede, generando un rendimiento suficiente para contribuir de forma sostenible a la financiación de sus actividades".
En ese sentido, las inversiones deben estar "alineadas con las enseñanzas de la Iglesia Católica, con exclusiones específicas de inversiones financieras que contradigan sus principios fundamentales, como la santidad de la vida o la dignidad del ser humano o el bien común".
El Dicasterio, dirigido por el sacerdote jesuita Juan Antonio Guerrero Alves, indicó que el Comité realizará a través de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) "las oportunas consultas encaminadas a la aplicación de la estrategia de inversión y evaluará la idoneidad de las opciones, con especial atención a la conformidad de las inversiones realizadas con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, así como los parámetros de rentabilidad y riesgo según la política de Inversión".
El documento de la Secretaría para la Economía fue discutido en el Consejo para la Economía con la asesoría de expertos y se dirige a los jefes de los Dicasterios de la Curia Romana, a los responsables de las Instituciones y los Organismos vinculados a la Santa Sede.
Además, la nueva política de inversiones fue aprobada ad experimentum por cinco años y con un "período de moratoria para adaptarse a los criterios propuestos".
En esta línea, las inversiones del Vaticano deberán dirigirse siempre a "actividades financieras de carácter productivo, excluyendo las de carácter especulativo" y especialmente deberán ser guiadas "por el principio de que la elección de invertir en un lugar y no en otro, en un sector productivo y no en otro, es siempre una elección moral y cultural".
Asimismo, el comunicado de la Secretaría para la Economía subrayó que "las instituciones curiales deberán confiar sus inversiones financieras a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) transfiriendo su propia liquidez para ser invertida –o sus propios valores depositados en bancos extranjeros o en el propio Instituto para las Obras de Religión, IOR– a la cuenta de la APSA habilitada en el IOR a tal efecto".
En esta línea, la APSA, como institución que administra el patrimonio de la Santa Sede, establecerá "un fondo único para la Santa Sede en el que desembocarán las inversiones en los distintos instrumentos financieros, y tendrá una cuenta para cada institución, elaborando un informe y pagando los rendimientos".