El Papa Francisco invitó, en el Ángelus del domingo, a no devolver mal por mal a nuestros enemigos, sino a responder con amor como Jesús enseñó, porque esta es la auténtica "revolución cristiana".
"Los enemigos son aquellos que hablan mal de nosotros, que nos calumnian y nos tratan mal. A todos ellos estamos llamados a responder con el bien, que conlleva también sus estrategias inspiradas en el amor", dijo el Papa.
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Este pasaje del Evangelio es "una de esas páginas que mejor expresan la 'revolución' cristiana" porque "Jesús muestra la vía de la verdadera justicia mediante la ley del amor que supera la ley del talión, es decir, el 'ojo por ojo y diente por diente'".
"Lo que Jesús nos quiere enseñar es la distinción que tenemos que hacer entre la justicia y la venganza". "Nos está consentido pedir justicia, es nuestro deber practicar la justicia" pero "nos está prohibido vengarnos o fomentar de cualquier manera la venganza, en cuanto que es expresión de odio y de violencia".
Francisco recordó el mandamiento principal de todo cristiano: "amar al enemigo", y explicó que "también él es una persona humana, creada como tal a imagen de Dios, aunque en el presente esta imagen sea ofuscada por una conducta indigna".
"Cuando hablamos de 'enemigos' –continuó– no debemos pensar en personas diferentes y lejanas de nosotros" sino que "hablamos también de nosotros mismos, que podemos entrar en conflicto con nuestro prójimo, a veces con nuestros familiares".
Pero también en el Evangelio del día Jesús invita a una serie de actitudes que se contraponen con este mal: "poner la otra mejilla, dar el propio vestido o dinero, y aceptar otros sacrificios".
"Esta renuncia no quiere decir que las exigencias de la justifica vengan ignoradas o contradecidas", sino que "el amor cristiano, que se manifiesta de modo especial en la misericordia, representa una realización superior de la justicia".
Sobre la llamada "Ley del Talión", Francisco explicó que trataba de "infligir a los transgresores penas equivalentes a los daños cometidos: la muerte a quien había matado, la amputación a quien había herido a alguno, y así sucesivamente".
"Jesús no pide a sus discípulos sufrir el mal, es más, les pide reaccionar, pero no con otro mal, sino con el bien" ya que "solo así se rompe la cadena del mal y cambian verdaderamente las cosas".
El Obispo de Roma explicó que el mal es un "vacío de bien que no se puede llenar con otro vacío, sino solo con algo 'pleno', es decir, con el bien". "La represalia no lleva nunca a la resolución de conflictos", añadió.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 18 de febrero de 2017