El Papa Francisco destacó a seminaristas la importancia de la oración del Rosario y aconsejó pedir a la Virgen María "que los ayude a desvelar los misterios del sacerdocio al que Dios los llama" al contemplar los misterios del "rosario sacerdotal".
"Queridos seminaristas, tomen pues su rosario, y pidan a María, Reina y Madre de la Misericordia, que los ayude a desvelar los misterios del sacerdocio al que Dios los llama, contemplando los misterios de su Hijo, acatando que el gozo del seguimiento y la perfecta identificación en la cruz son el único camino para la gloria", escribió el Papa.
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El Santo Padre recibió en el Vaticano este sábado 10 de diciembre a la comunidad del Seminario de Barcelona en Cataluña, España. Durante el encuentro, el Papa dialogó en forma espontánea con ellos y entregó el discurso preparado para la audiencia.
En el texto difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Papa destacó la importancia de la perseverancia en la oración y aconsejó meditar los misterios del "rosario sacerdotal" explicado por San Manuel González.
"Recuerden que, cuando sean sacerdotes, su primera obligación será una vida de oración que nazca del agradecimiento a ese amor de predilección que Dios les mostró al llamarles a su servicio. Este es el primer misterio gozoso del que todo nace", escribió el Papa.
Luego, el Santo Padre destacó la importancia de los sacramentos y añadió que "el sacerdote no es un dominador de las almas por la plata y el oro… su riqueza, su poder, es solo la virtud del nombre de Jesús".
"Eso quiere decir, hacerlo presente en la Eucaristía, en los sacramentos, en la palabra, para que nazca en el corazón de los hombres, ser en todo y siempre su instrumento", indicó.
Asimismo, el Papa Francisco subrayó una "idea muy importante para toda su vida" y pidió "no la dejen nunca, me refiero a Jesús perdido en el templo, a ese Jesús al que tengo que volver siempre a buscar en el Sagrario".
Finalmente, el Santo Padre sugirió a los próximos sacerdotes no abandonar los pequeños sacrificios cotidianos y recordar la "acción de gracias por la Misa de Jesús en la cruz".
"No apaguen nunca ese fuego que los hará intrépidos predicadores del Evangelio, dispensadores de los tesoros divinos. Unan su carne a la de Jesús, como María, para inmolarse con Él en el sacrificio eucarístico, y también, en la gloria de su triunfo", concluyó el Papa.