Favorecer una mayor armonía, un fuerte testimonio cristiano y una evangelización más eficaz, así como "adelgazar" la Curia Romana. Es el sentido que, según el Papa Francisco, tiene la reforma de la Curia que se lleva trabajando desde el comienzo de su pontificado, hace casi ya dos años.
"La reforma no es el fin en sí misma, sino un medio para dar un fuerte testimonio cristiano; para favorecer una evangelización más eficaz; para promover un espíritu ecuménico más fecundo; para animar un diálogo más constructivo con todos", explicó el Pontífice.
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A las 9 de la mañana de este jueves se dio comienzo al Consistorio en el Aula del Sínodo, donde el Colegio Cardenalicio se reúne con el Papa Francisco para ser informado sobre las reformas que prepara el Consejo de Cardenales (llamado C9 Vaticano). Participan también los nuevos cardenales que serán creados el próximo sábado en el Consistorio Ordinario Público.
Tras la intervención del Decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Angelo Sodano, el Papa inició su discurso agradeciendo la presencia de los purpurados. Luego explicó que uno de los motivos de la reunión es presentar "la síntesis del trabajo desarrollado en estos últimos meses para elaborar la nueva Constitución Apostólica para la reforma de la Curia. Como sabemos, esta síntesis ha sido predispuesta en base a muchas sugerencias, también por parte de los jefes y de los responsables de los Dicasterios, así como los expertos en la materia".
"La meta de reunirse -continuó el Pontífice- es siempre la de favorecer la mayor armonía en el trabajo de los diversos dicasterios y oficinas con el fin de realizar una colaboración más eficaz en aquella absoluta transparencia que edifica la auténtica sinodalidad y la colegialidad".
El Papa destacó que la reforma ha sido acogida "vivamente" por la mayoría de los cardenales "en el ámbito de las Congregaciones generales antes del Cónclave". Sin embargo, "se deberá perfeccionar todavía más la identidad de la misma Curia Romana, es decir, aquella de servir de ayuda al Sucesor de Pedro en el ejercicio de su supremo oficio pastoral para el bien y el servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares".
Así "se refuerzan la unidad de fe y la comunión del pueblo de Dios, y se promueve la misión propia de la Iglesia en el mundo".
Francisco señaló que "tal meta no es fácil: requiere tiempo, determinación y sobre todo la colaboración de todos. Para realizar esto debemos ante todo fiarnos del Espíritu Santo, que es la verdadera guía de la Iglesia, implorando en la oración el don del auténtico discernimiento".
Por último, Francisco reconoció que este encuentro "será fecundo gracias a la contribución que cada uno de nosotros podrá expresar con parresía, fidelidad al Magisterio, conscientes de que todo contribuye a la ley suprema".
Por su parte, en sus palabras antes del discurso del Papa, el Cardenal Sodano, recordó el papel de los purpurados de ser "un colegio peculiar que asiste al Santo Padre sea de manera colegial o personal".
"Algunos de nosotros desarrollamos esta tarea en la Curia Romana. La mayor parte de los hermanos cardenales provienen de las diversas partes del mundo, y estoy contento de poder ofrecer al sucesor de Pedro mi apoyo con mi presencia".
En ese sentido, recordó que "ante los nuevos desafíos del tercer milenio cristiano, se nos ha llamado a colaborar para una mejor actividad del cenáculo apostólico que es la Curia romana".