El 14 de enero, los obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile dialogaron durante unas tres horas con el Papa Francisco sobre la situación actual de la Iglesia en Chile y las perspectivas a futuro.
En la mañana se realizó la primera audiencia. Duró una hora y estuvieron presentes el Presidente de la CECh, Mons. Santiago Silva; el Vicepresidente, Mons. René Rebolledo; el Secretario General, Mons. Fernando Ramos; el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati; y el Obispo de San Bernardo, Mons. Juan Ignacio González.
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El Santo Padre quiso profundizar el diálogo con los obispos chilenos por lo que compartió más tarde el almuerzo realizado en la Casa Santa Marta.
Mons. Ramos expresó que "fue un diálogo muy fraterno, muy fecundo, muy interesante". "Hicimos un repaso junto con él de los acontecimientos de importancia para la Iglesia chilena el último año. Fue un diálogo bastante preciso y lúcido, con aportes del Papa muy importantes".
"Después le expusimos el camino que estamos siguiendo para este año y el próximo de discernimiento eclesial, para concluir en el 2020 con una asamblea eclesial. El Papa nos hizo varias sugerencias bastante interesantes que notan una preocupación y un cariño muy grande por la Iglesia chilena", agregó el secretario general de la CECh.
Los obispos llegaron a Roma, en la víspera del primer aniversario de la visita del Papa Francisco a Chile entre el 15 y 18 de enero de 2018, con el fin de dar a conocer la situación actual de la Iglesia en Chile, meses después del encuentro sostenido entre los 34 prelados y el Papa Francisco el pasado 15, 16 y 17 de mayo de 2018.
En esa ocasión se trataron los casos de abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero y los obispos se comprometieron a implementar medidas en el corto, mediano y largo plazo "para restablecer la justicia y la comunión eclesial".
Desde entonces los obispos chilenos, en conjunto con laicos, religiosos y colaboradores de la Iglesia local han presentado medidas para alcanzar la verdad, justicia y reparación de las víctimas de abusos sexuales de poder y de conciencia.