El Arzobispo de Washington D.C. (Estados Unidos), Cardenal Donald Wuerl, ordenó este jueves 3 de octubre a 43 nuevos diáconos del Pontificio Colegio Norteamericano con sede en la Ciudad Eterna, y los alentó a estar siempre abiertos a Dios y vivir su ministerio con alegría.
En la homilía de la Misa de ordenación que presidió en la Basílica de San Pedro, el Cardenal Wuerl exhortó a los nuevos diáconos a "estar siempre abiertos al llamado. Cada día renueven su decidido ´sí al Señor. Aquí estoy, envíame'".
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Sobre las cualidades que debe tener un buen diácono, el Purpurado recordó a San Esteban, quien "tenía una gran generosidad de corazón y un gran amor a Cristo y a su Iglesia". "Estos rasgos hacen posible trabajar con alegría y voluntad con los apóstoles".
El Cardenal dijo además que en el rito, cuando los ordenandos se postran en el suelo, realizan un signo que muestra "la realidad de que están dando sus vidas por un amigo, el más grande de todos, Jesucristo".
Tras recordar que San Pedro efectivamente dio su vida por el Señor al morir martirizado, crucificado de cabeza, el Arzobispo dijo que en la ordenación diaconal, cada uno "se une a Cristo como Siervo – que nutre, sana y restaura– el servidor que alimenta al hambriento, le da bebidas al sediento, ropa al desnudo y que visita a los enfermos y a los presos".
A continuación explicó que la ordenación diaconal es un llamado concreto a participar en la Nueva Evangelización, que requiere lo que el Papa Francisco llama "una respuesta a Jesús como discípulo misionero. Cada uno de nosotros está llamado a compartir la Buena Nueva".
Luego de indicar que las reflexiones del Sínodo de la Familia que se inicia este 5 de octubre, también deben hacer parte de su ministerio, el Cardenal Wuerl recordó que este evento concluirá el día 19 con la beatificación del Papa Pablo VI, que pasará a la historia por la visionaria encíclica Humanae Vitae sobre la defensa de la vida y la familia.
"Queridos diáconos, realicen su ministerio con alegría", dijo y explicó que ese es un fruto del Espíritu Santo además del "amor, la paz, junto con la paciencia, la amabilidad, la generosidad, la cercanía y el autocontrol".
El Cardenal concluyó recordando lo que Jesús dijo a los Apóstoles: "así como el Padre me ama, yo también los amo… No han sido ustedes los que me han elegido, sino que soy yo quien los ha elegido a ustedes… Les digo esto para que mi alegría esté en ustedes y vuestra alegría sea completa".