La Conferencia Episcopal Española (CEE) lamenta que haya familias que se identifican como cristianas, pero ponen trabas a las posibles vocaciones religiosas de sus hijos. Así lo transmite en el mensaje que ha preparado para la Jornada de la Sagrada Familia.
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La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida ha publicado el mensaje anual con motivo de la Jornada de la Sagrada Familia bajo el lema "La familia, cuna de la vocación al amor".
En él, se advierte que "atravesamos un invierno vocacional, no sólo en referencia al sacerdocio y a la vida consagrada, sino incluso al matrimonio cristiano". Esta crisis se achaca a una "pérdida de la cultura vocacional".
Lejos de instalarse en una "queja estéril que contempla pasivamente este ocaso de las vocaciones", los prelados llaman a las familias a educar en la cultura de la vocación.
"Ninguna institución puede suplir la labor de la familia en la educación de sus hijos, especialmente en lo que se refiere a la formación de la conciencia", explican.
Por ello, siguiendo las pautas de la exhortación "Christus vivit" del Papa Francisco, los obispos ofrecen algunas pautas para educar en familia el proceso de discernimiento de la vocación.
Entre ellas, se anima a que las diferentes vocaciones estén presentes en el ámbito familiar a través de gestos sencillos como invitar a un sacerdote a casa o visitar una comunidad de personas consagradas.
En este ámbito, los prelados insisten en que se ponga "mucho empeño en instaurar una cultura vocacional, que cale en las familias cristianas".
Por otro lado, lamentan como "llamativo" que "familias que se dicen cristianas se opongan a la vocación de sus hijos al sacerdocio o a la vida consagrada". También que "les pidan que prioricen su futuro profesional, postergando la llamada del Señor".
Jesús, "el miembro más importante de la familia"
Los Prelados reafirman además que "la familia es el ámbito privilegiado para escuchar la llamada del Señor". Para ello, "un aspecto esencial es la educación en la fe de los hijos", presentándoles a Jesús "como el miembro más importante de la familia".
Los Obispos animan a orar en familia, cuidar la formación en las virtudes. En especial, los hijos "deberán ser forjados en la virtud de la fortaleza para poder ir contracorriente" en una sociedad "que invita a disfrutar el momento presente sin pensar en los demás".
También subrayan la importancia de incluir en la formación "la afectividad y la sexualidad en el ámbito más amplio del amor verdadero".
Don y discernimiento
Los miembros de la subcomisión episcopal animan a fomentar en los hijos "la experiencia del encuentro con Cristo vivo", para que nazca una "verdadera amistad" y se pueda "reconocer su voz por medio del discernimiento".
Para que éste "pueda ser adecuado, debe estar abierto a la posibilidad de consagrarse a Dios", subrayan.
Los Prelados recomiendan a los padres reconocer que no son dueños del don de los hijos, sino administradores, siguiendo al Papa Francisco en "Amoris Laetitia". De tal forma, que deben acompañar a los hijos en su discernimiento "pero no tomar las decisiones por ellos".
La vida como ofrenda
En el camino de contemplar a la familia como escuela vocacional, los Obispos animan a ayudar a los jóvenes a descubrir la vida como ofrenda, a transmitirles la pasión por la vida y a cultivar la dimensión caritativa.
Por último, el texto preparado para la Jornada de la Sagrada Familia invita a "la misión" de acompañar a las familias y ayudarlas a crecer. En especial, a las que viven la marginación y la pobreza, teniendo presentes a los migrantes y sin dejar a un lado "a las familias que han sufrido la separación y el divorcio".
Los Obispos que forman la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la CEE son: Mons. José Mazuelos, Obispo de Canarias; Mons. Ángel Pérez-Pueyo, Obispo de Barbastro-Monzón; Mons. Santos Montoya, Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño; Mons. Francisco Gil, Arzobispo emérito de Burgos; y Mons. Juan Antonio Reig, Obispo emérito de Alcalá de Henares.