El diario La Vanguardia informó que el Obispo de Saltillo (México), Mons. Raúl Vera se declaró un "indignado" y se plegó a los reclamos sociales del polémico movimiento juvenil.
Según La Vanguardia, el Obispo Vera negó ser un líder del "movimiento ciudadano" pero avaló los reclamos de los "indignados" por los problemas económicos del estado de Coahuila.
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"Desde que los indignados empezaron en Madrid, y en Wall Street, yo me acordé de mi juventud en el 68, yo era de los indignados y estuve en todas las manifestaciones de los estudiantes", afirmó.
El Obispo de Saltillo causó polémica este año por su apoyo a un grupo gay y en breve debe presentar a pedido del Vaticano una carta pastoral aclarando su postura sobre la homosexualidad. Además en entrevista a un sitio pro-vida en agosto expresó su apoyo a la despenalización del aborto. Mons. Vera lidera además dos organizaciones abortistas en México.
Para Mons. Vera, la situación económica actual "no es poca cosa" y precisó que ningún miembro del clero tiene prohibido manifestarse pacíficamente como parte del movimiento de los indignados y que por ello no debe ser señalado.
El movimiento de los indignados
En octubre de este año, el abogado, filósofo y catedrático de la Universidad de los Andes en Chile, Joaquín García Huiodobro, presentó un análisis sobre el movimiento de los "indignados" durante el Congreso Católicos y Vida Pública realizado en la Universidad Santo Tomás en Santiago.
Este movimiento, que se desenvuelve en distintos lugares del mundo como España, Grecia, Chile, Estados Unidos, e Italia, en donde incluso se profanó una iglesia católica en Roma, tiene para el experto aspectos rescatables como el pedido de una mejora educativa y económica, pero también tiene aspectos cuestionables.
El también autor de una de las principales columnas de opinión de la sección de Reportajes del diario chileno El Mercurio, explicó que uno de estos elementos es el hedonismo, una doctrina que reclama el placer como el fin supremo de la vida.
El experto indicó que el hedonismo hace que los jóvenes exijan lo que exigen porque reclaman el derecho a acceder fácilmente a todas las comodidades burguesas que la sociedad, la publicidad y los modelos actuales proponen.
Esto hace también que demanden no tener obstáculos para que de manera sistemática y sin mérito alguno puedan avanzar en las distintas etapas de la formación académica y laboral, para así acceder al trabajo que les permita tener todo lo que desean.