Mons. Francis An Shuxin, Obispo de Baoding en la provincia de Hebei (China), amenazó con suspender los sacramentos a los católicos que se nieguen a unirse a la Asociación Patriótica Católica del Partido Comunista Chino (PCC), conocida como la "iglesia oficial" en el país.
Cabe recordar que Mons. An estuvo secuestrado a manos del régimen, y fue liberado después de estar 10 años en prisión y aceptar registrarse en la Asociación Patriótica.
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Se estima que seis millones de católicos están registrados en el PCC. La iglesia "subterránea" o no "oficial" está conformada por varios millones de católicos de China que rechazan unirse a la Asociación Patriótica, y son fieles a Roma.
Según informó Asia News, el 15 de julio el Prelado publicó una carta donde llamó a los sacerdotes a inscribirse a la Asociación Patriótica Católica de China, advirtiendo que de no hacerlo se les restringiría el acceso a los sacramentos.
El Prelado también pidió a los fieles de la Diócesis de Baoding que acepten a los sacerdotes que se incorporen a la "iglesia oficial", para favorecer la unidad en la Iglesia local.
Para sostener su pedido, el Prelado citó declaraciones pontificias, el acuerdo provisional entre el Vaticano y China, que seguirá vigente hasta octubre de este año, y la Orientación pastoral de la Santa Sede sobre el registro civil del Clero en China.
En 2018, el Vaticano firmó con China un acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos para ayudar a unir la iglesia "oficial" con la que es fiel a Roma. El acuerdo, cuyo contenido se desconoce, fue renovado en 2020 y el Papa Francisco dijo a Reuters que espera volver a renovarlo.
En 2019, el Vaticano publicó una Orientación pastoral sobre el registro civil del Clero en China, donde pide "que el registro civil del clero se lleve a cabo con la garantía de respetar la conciencia y las profundas convicciones católicas de las personas involucradas".
Una fuente de China de Asia News denunció que este año las autoridades del régimen comunista están usando la Orientación pastoral del Vaticano para forzar a los sacerdotes del país, particularmente en Hebei, a unirse a la Asociación Patriótica, y así realizar una "transformación" del clero en el país.
Además de que "se restringen totalmente las libertades personales del clero no oficial -con la supervisión y encarcelamiento-", ahora "este documento se ha convertido en el arma más poderosa del gobierno para 'transformar' al clero clandestino bajo la bandera del Vaticano", sostuvo.
Como ejemplo, señaló que los sacerdotes de Baoding, que eran "conocidos desde hace décadas por su lealtad, firmaron en apenas dos o tres meses lo que antes consideraban 'contrario' a su fe y compartieron la Eucaristía con el Obispo An, que ya se había unido a la Asociación Patriótica".
"Pero el dolor no termina ahí. Muchos sacerdotes nunca habían visto este documento y cuando las autoridades gubernamentales se lo leyeron, lo firmaron aceptando las condiciones, siguiendo el espíritu de la Guía Pastoral [del Vaticano]. Pensaron que esa era la voluntad de la Santa Sede", agregó.
Al respecto, sostuvo que "esto no alivió la confusión y los escrúpulos de su conciencia", al punto que "algunos sacerdotes sufrieron una crisis nerviosa después de firmar; otros se arrepintieron y luego se sintieron muy apenados".
Además, precisó que "otros sacerdotes, tras hacerse oficiales, fueron rechazados por sus propios feligreses y tuvieron que volver a casa y aislarse. La consecuencia es que se ha creado un caos sin precedentes en la diócesis de Baoding".