El Obispo de Temuco en el sur de Chile, Mons. Héctor Vargas, se comprometió a alentar el diálogo entre el gobierno y los familiares de los comuneros mapuches que mantienen una huelga de hambre por más de tres meses, ya que es preocupante su estado de salud y "como Iglesia, no podemos estar indiferentes frente a una situación así".
En los últimos días, unos desconocidos quemaron dos iglesias católicas y una evangélica en la zona; una turba irrumpió en la Catedral de Temuco y golpeó al sacristán y un grupo de simpatizantes de los mapuches en huelga mantienen tomada la Catedral de Concepción.
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Estos hechos ocurren en el marco del llamado "conflicto mapuche", que se origina en el reclamo de esta comunidad al estado de Chile para exigir la devolución de tierras que consideran ancestrales, así como la reparación y el reconocimiento del pueblo a través de distintas medidas sociales, económicas y políticas.
Lo anterior, sumado a la pobreza y falta de integración que viven los mapuches, ha generado que grupos radicales tomen medidas de extrema violencia en la Región de la Araucanía quemando templos, zonas forestales y maquinarias.
Mons. Vargas, que encabezó la Comisión Asesora Presidencial para La Araucanía, se reunió el 26 de septiembre con familiares de Alfredo Tralcal y los hermanos Pablo, Ariel y Benito Trangol, los mapuches detenidos por la quema del templo evangélico de Padre Las Casas, el 9 de junio de 2016.
Los cuatro mapuches están en prisión preventiva desde el 9 de junio de 2016 en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Temuco y mantienen una huelga de hambre desde el 7 de junio de este año. El 26 de septiembre, otros nueve mapuches se sumaron a la medida.
Tras el encuentro, Mons. Vargas dijo a la prensa que le han pedido "que converse con La Moneda (el Gobierno) para que los familiares de quienes están en huelga de hambre puedan ser recibidos, en lo posible por la misma Presidenta de la República, a fin de que puedan tener un diálogo y puedan expresar sus sentimientos sobre este tema".
En declaraciones previas al encuentro, el Obispo reiteró que la Iglesia siempre defiende el derecho a la vida en toda situación; que los hechos por los cuales están acusados efectivamente son graves pero, precisó que al ser "tan prolongado" el periodo de investigación, "colabora en complejizar el problema con las consecuencias conocidas".
"No estamos en contra de que las personas que hayan cometido algún tipo de delito sean juzgadas por los hechos sino, que se les aplique un juicio justo y en los plazos razonables", precisó.
El Prelado reiteró que debe darse un diálogo "según las exigencias de la paz, la verdad y la justicia y la voluntad de rencontrarnos y construir sociedad".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 25 de enero de 2017