El Obispo de Nueve de Julio (Argentina), Mons. Ariel Torrado Mosconi, viajó a Kiev, capital de Ucrania, donde estos días viene siendo testigo directo de la destrucción de la guerra que comenzó con la invasión rusa hace más de dos meses.
"Por las responsabilidades en mi diócesis la visita será por muy pocos días, apenas lo suficiente como para tener una experiencia directa de la realidad del sufrimiento de la gente y poder hacer un gesto simbólico de cercanía y solidaridad con las víctimas de la guerra", escribió el obispo en una carta publicada el 17 de mayo.
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Mons. Torrado ha tenido la oportunidad de "visitar y estrechar un abrazo fraterno" con el Arzobispo Mayor de la Iglesia Greco Católica Ucraniana, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, quien ha sido miembro de la Conferencia Episcopal Argentina.
El hoy Arzobispo Mayor de la Iglesia Greco Católica Ucraniana fue entre 2009 y 2010 Obispo Auxiliar de la Eparquía ucraniana de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires (Argentina). Entre 2010 y 2011 fue Administrador Apostólico de la misma.
Ya en 2011 fue seleccionado y confirmado como Arzobispo Mayor de la Iglesia Greco Católica Ucraniana, con sede en Kiev.
"Él me manifestó su consuelo y gratitud al sentir la cercanía de todos los obispos argentinos con su ayuda y oración. Me transmitió lo importante que es la palabra de acompañamiento de los pastores para los fieles ucranianos que forman parte de la Iglesia católica que son una minoría en el país", dijo el obispo argentino.
Durante este viaje corto, contó que también ha "podido recorrer en las periferias de Kiev las zonas más afectadas y contemplar de manera directa la destrucción que produce la barbarie de la guerra".
"Valoro sobre todo haber tenido la posibilidad de tomar contacto personal con algunas víctimas y orar con ellas. Llevo grabado en mi memoria tantos rostros de niños y ancianos marcados por el sufrimiento y la crueldad de la guerra", lamentó.
Otra experiencia que compartió, es el haber experimentado "en carne propia la zozobra e inquietud que se vive cuando el sueño de la noche es interrumpido por las sirenas de las alarmas".
El obispo dijo que "lo triste que es ver las esquinas y las entradas de cada pueblo con trincheras y protecciones ante la amenaza del ingreso de los tanques de guerra".
También recordó "el silencio en las ciudades después del toque de queda".
Mons. Torrado cree que "los trastornos y consecuencias que puede dejar la guerra en todos los afectados son siempre imprevisibles".
Asimismo, comentó que desde Argentina se puede hacer mucho por la "martirizada Ucrania" a través "de nuestra oración, cercanía espiritual y ayuda solidaria".
"Tenemos que vivirlo como una oportunidad para educar para la paz en nuestro país. Insistir en la importancia del diálogo para la solución de los conflictos y desterrar de nuestros niños y jóvenes la cobarde tentación de la violencia", reflexionó.