El Obispo Canciller de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, presidió una Misa en el Vaticano en la que dio la Comunión al presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien ha reiterado en varias oportunidades su decisión de despenalizar el aborto.

La Eucaristía se realizó en las grutas de la Basílica de San Pedro el pasado 31 de enero a las 8:00 de la mañana antes de la reunión de Fernández con el Papa Francisco. 

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Participó también la primera dama Fabiola Yáñez y la comitiva que acompaña a Fernández en su gira por Italia, España, Francia y Alemania; integrada por el canciller Felipe Solá; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; la ministra de Justicia, Marcela Losardo; y el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri.

El diario argentino La Nación difundió el 31 de enero el video de la Misa. En el momento de la Comunión se ve al mandatario argentino acercarse al Obispo y recibir la Eucaristía.

 

Como se recuerda, durante la campaña electoral y desde que asumió la presidencia, Fernández ha afirmado que quiere despenalizar el aborto.

El último anuncio lo hizo ayer 5 de febrero en el Instituto de Estudios Políticos de París. Fernández afirmó que presentará al Parlamento un proyecto para despenalizar esta práctica.

El apoyo al aborto y acceso a la Eucaristía

La carta "Dignidad para recibir la Sagrada Comunión: Principios generales", enviada en 2004 por el entonces prefecto de Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, a los obispos de Estados Unidos, explica la gravedad de apoyar el pecado del aborto.

"Cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta (entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia), su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que lleve a término la situación objetiva de pecado, y advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía", describe el texto.

Además, advierte que un católico sería "culpable de cooperación formal en el mal e indigno para presentarse" a la Eucaristía, "si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia".

En este contexto, cuando un fiel católico ya ha sido instruido sobre la enseñanza de la Iglesia sobre el aborto, pero aún mantiene su postura pública "con obstinada persistencia" y se presenta a recibir la Comunión, "el ministro de la Sagrada Comunión debe rechazar distribuirla".

"Esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena. Tampoco es que el ministro de la Sagrada Comunión está realizando un juicio sobre la culpa subjetiva de la persona, sino que está reaccionando a la indignidad pública de la persona para recibir la Sagrada Comunión debido a una situación objetiva de pecado", precisa el texto.

En tanto, la carta encíclica Evangelium vitae, describe en el numeral 73 que "el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia".

"En el caso de una ley intrínsecamente injusta, como una ley que permite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito por tanto obedecerla, o 'participar en una campaña de propaganda a favor de tal ley o votar por ella'", agrega.

Asimismo, especifica que los cristianos tienen "una grave obligación de conciencia de no cooperar formalmente en prácticas que, aún permitidas por la legislación civil, son contrarias a la ley de Dios".