El Arzobispo de Kaduna (Nigeria), Mons. Matthew Man-Oso Ndagoso, lamentó el reciente asesinato de sacerdotes y señaló que la violencia está colocando a la población "al límite de sus fuerzas", en un país en el que "ya nadie está a salvo".
En diálogo con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Prelado se refirió al asesinato el 25 de junio del P. Vitus Borogo, perteneciente a su Arquidiócesis.
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El P. Borogo estaba visitando a su familia en la región de Prison Farm, no lejos de Kaduna, cuando llegó un grupo de hombres que disparó contra el sacerdote de 50 años y se llevó con destino desconocido a su hermano menor y a otra persona.
"Fue completamente inesperado. Son secuestradores, buscan dinero. No sabemos por qué lo mataron. Obviamente, querían secuestrarlos a todos, pero por alguna razón optaron por matar a nuestro sacerdote, solo Dios sabe por qué", dijo Mons. Matthew. "Fue realmente impactante para todos nosotros", agregó.
En el diálogo telefónico con ACN el 28 de junio, el Prelado dijo que "todo el mundo está al límite de sus fuerzas. Todos nosotros, el clero, los laicos, todos. La gente tiene miedo, y con razón. La gente está traumatizada, y con razón".
"Con esta situación nadie está a salvo en ningún lado. Si sales de tu casa, aunque sea de día, hasta que vuelves, no estás a salvo", señaló.
El P. Borogo es el tercer sacerdote asesinado en la Arquidiócesis de Kaduna, ubicada en el norte de Nigeria.
Asimismo, el 26 de junio fue asesinado en la diócesis nigeriana de Auchi el P. Christopher Odia, de 41 años, en un intento fallido de secuestro cuando salía de su rectoría para celebrar la Misa en la iglesia St. Michael.
Ambas muertes violentas ocurrieron a pocas semanas de la masacre del 5 de junio, cuando hombres armados irrumpieron en la iglesia de San Francisco Javier, en el estado nigeriano de Ondo, y asesinaron a decenas de fieles que celebraban la Misa de la Solemnidad de Pentecostés.
La inseguridad dificulta llevar los sacramentos
Hace unas semanas, en una conferencia en línea organizada por ACN, el Prelado dijo que "en los últimos tres años, siete de mis sacerdotes han sido secuestrados, dos han sido asesinados y uno ha estado en cautiverio durante tres años y dos meses. Cuatro fueron puestos en libertad".
"En cincuenta de mis parroquias, los sacerdotes no pueden permanecer en sus rectorías, porque son blanco de ataques, son vistos como una fuente fácil de dinero para el rescate".
"No puedo hacer visitas pastorales como suelo hacer, los sacerdotes no pueden ir a los pueblos y decir misas. La gente no puede ir a cultivar los campos, por lo que no pueden alimentarse. Con esta inseguridad, la gente está privada de los sacramentos", expresó.
En Nigeria, la Iglesia Católica ha sido muy crítica con el Gobierno, al denunciar la creciente inseguridad y acusarlo por no hacer lo suficiente para proteger a la población.