Ali Azhr, un hombre musulmán de 44 años de edad, secuestró, obligó a convertirse al Islam y forzó a casarse con él a Fatima Arzoo Raja, una niña católica de solo 13 años, un caso que ha conmocionado a los fieles de la ciudad de Karachi en Pakistán.
Nasir Raza, activista de derechos humanos que ayuda a la familia católica de la niña, dijo a la agencia vaticana Fides que "este es otro caso más, una historia que se repite: el 13 de octubre la niña fue secuestrada y el mismo día fue convertida por la fuerza al Islam y obligada a casarse impunemente".
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"Fatima estaba jugando en casa, salió para ir a una tienda, y ya no regresó. Tras su desaparición, la familia presentó una denuncia policial contra personas desconocidas alrededor de las 17.00 horas del 13 de octubre", dijo Nasir Raza.
"Arzoo es una estudiante de séptimo grado y, como lo atestigua el certificado de nacimiento regular de la Autoridad Nacional de Base de Datos y Registro (NADRA), nació el 31 de julio de 2007", refiere Raza.
"La familia de la niña está en estado de shock y muy tensa. La conducta inapropiada de los policías en la comisaría es otro desafío para la familia, sumida en el sufrimiento y la desesperación", lamenta la activista.
En efecto, la policía desestimó el caso porque la noche del 14 de octubre el abogado del secuestrador visitó la comisaría y presentó documentos que, según él, hacían legítimo el matrimonio.
Entre otras cosas presentó la "declaración jurada", firmada por Fatima Arzoo, dando fe de su libre voluntad de convertirse al Islam y el certificado de matrimonio.
Los padres no han podido hacer nada aunque también entregaron el certificado de nacimiento de la niña y se remitieron a la ley que prohíbe el matrimonio para menores de 18 años. Sin embargo, según la ley islámica, el matrimonio es posible desde los 13 años para las niñas y los 15 para los hombres.
El P. Robert Mc Culloch, misionero australiano que sirve desde hace más de 30 años en Pakistán y Fiscal General de la Sociedad de San Columbano, dijo a la agencia vaticana Fides que hay gran "dolor por este acto grave y brutal contra una niña inocente: casos como este, de secuestro, conversión y matrimonio forzado, están aumentando trágicamente en Pakistán y sobre todo contra niñas cristianas e hindúes, especialmente en la provincia de Sindh".
"Creo que es necesario activar todos los medios para salvar a Arzoo y a todas las demás niñas como ella, sometidas a la violencia", agregó.
Finalmente el sacerdote destacó que "es necesario que las autoridades tomen nota de un fenómeno real preocupante y devastador para la sociedad paquistaní, que socava todos los esfuerzos por la armonía interreligiosa además de los derechos inalienables de los ciudadanos no musulmanes".