Sor Margherita Marin, religiosa de la Congregación de las Hermanas de María Niña y que sirvió como asistente del apartamento papal en el Vaticano en 1978, relató cómo fue el último día de la vida del Papa Juan Pablo I, que este domingo 4 de septiembre será beatificado por el Papa Francisco.
En la vigilia de oración celebrada este sábado en la Basílica de San Juan de Letrán, la Catedral de Roma, la religiosa recordó que tenía 37 años cuando sirvió en el apartamento papal y que era la más joven del grupo de asistentes.
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"Nos trató siempre con familiaridad. En ese mes lo vi siempre tranquilo, sereno, seguro. Parecía que siempre hubiera sido Papa", dijo la religiosa al dar su testimonio.
El último día
La hermana recordó que "el último día fue como los otros. En la mañana entró a la capilla a rezar a la hora habitual y celebró con nosotras la Santa Misa a las siete. Tomó desayuno y luego leyó los diarios, para luego seguir con las audiencias de la mañana".
La religiosa dijo que alrededor de las 11:30, el Papa Juan Pablo I volvió al apartamento y fue a la cocina, "como hacía con frecuencia para pedirnos un café. '¿Hermanas, tienen un café? ¿Podrían prepararme un café?'. Se sentaba, lo tomaba y se iba al estudio".
Luego "almorzó con los secretarios y se retiró para el reposo. Esa tarde se quedó en la casa, no se movió más del apartamento y no recibió a nadie más porque dijo que estaba preparando un documento para los obispos".
Sor Margherita comentó que recordaba eso "bien porque esa tarde lo vi caminar con la puerta abierta, de un lado a otro, con los papeles que estaba leyendo en las manos. Cada tanto se detenía y luego volvía a caminar leyendo".
Tras recordar que con las religiosas hablaba habitualmente en dialecto véneto, la religiosa dijo que después de la cena "recibió la llamada del Cardenal de Milán Giovanni Colombo. Ya en la mañana había escuchado al Santo Padre hablar con el P. Magee", su secretario irlandés que luego sería obispo, "sobre esta llamada".
"No recuerdo exactamente cuánto tiempo estuvo en esa conversación, tal vez una media hora. Luego vino a nosotras como siempre hacía, para despedirse antes de retirarse a su estudio".
"Recuerdo que me preguntó qué Misa le tenía preparada para el día siguiente y le respondí: 'La de los Ángeles'. Nos deseó buenas noches con las palabras que nos repetía todas las noches: 'Hasta mañana, Hermanas, si el Señor quiere, celebraremos juntos la Misa'".
La fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael se celebra el 29 de septiembre y Juan Pablo I falleció el 28.
Después de despedirse, recordó la religiosa, Juan Pablo I "volteó una vez más y se despidió de nuevo, con la mano, sonriendo. Me parece verlo todavía en esa puerta, sereno como siempre. Es la última imagen que tengo de él".