El médico español José María Simón Castellví, presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), aseguró recientemente que "la comunión en la boca y de rodillas es segura" frente al COVID-19.
En un artículo titulado "Ya es hora de recuperar el agua bendita en las iglesias", publicado en el sitio web de la FIAMC, el Dr. Simón Castellví señaló que "hace ya muchos meses que tenemos claro cómo se transmite el virus y se pueden recuperar con seguridad las buenas costumbres".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Es cierto que nosotros, los médicos católicos organizados recomendamos al principio de la pandemia el vaciado de las pilas para evitar complicaciones o dudas", reconoció.
"También recomendamos la comunión en la mano, a pesar de que la comunión en la boca y de rodillas es segura y siempre se pueden higienizar las manos del ministro de la eucaristía en caso de contacto con los labios del comulgante. Quizá fue exceso de prudencia", escribió.
El médico católico lamentó en su artículo que "uno de los efectos secundarios de la pandemia de COVID-19 ha sido el de la casi completa eliminación del uso del agua bendita en la Iglesia".
El Dr. Simón Castellví señaló que "recuerdo que en los brotes de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) y otros similares de hace unos años también se eliminó el agua. Sin embargo, se recuperó con relativa presteza".
"Actualmente, con la epidemia de COVID ya remitiendo en Europa, no se ve el más mínimo indicio de la reinstauración de este elemento tan importante en la vida del cristiano", lamentó.
"De hecho, el solo gesto de acercar la mano a la pila y santiguarse ya sería una prueba del deseo de agua bendita. Pero nada. Parece que nos hemos instalado en la mínima expresión de la vida de piedad", agregó.
Mientras que "a muchos no les importa nada este tema" a causa de "la rampante secularización de nuestras sociedades", el médico católico advirtió que "la eliminación del agua bendita es un indicio de la pérdida de confianza en lo sobrenatural por parte de los cristianos".
"Uno puede siempre llevarle una botellita a un sacerdote para que se la bendiga y utilizarla en su casa". Sin embargo, precisó, "la eliminación en los lugares de culto es sorprendente".
"Y más cuando vemos en ceremonias laicas que se rocían a las multitudes con agua u otros líquidos", dijo.
El Presidente Emérito de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos que para retomar el uso del agua bendita con mayor tranquilidad para algunos "se puede utilizar un recipiente pequeño, con agua que se cambie todos los días y con unas gotas de lejía o de clorhexidina (este producto no huele)".
"Hay que pensar que el agua no se bebe. Tampoco es un rito obligatorio. Además, podría dispensarse de manera individual para más seguridad", señaló.
El Dr. Simón Castellví recordó que el agua bendita ha sido usada por los cristianos "durante siglos".
"De hecho, los primeros cristianos ya la usaban generosamente", recordó.
"Este sacramental atrae bendiciones a personas, animales, hogares, campos, si es utilizada con buena fe", precisó.
El médico católico dijo también que el agua bendita "es un buen recuerdo de nuestro bautismo, el momento en que nuestra alma quedó perfectamente limpia en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".