Tras una investigación, la congregación de los Legionarios de Cristo condenó los abusos sexuales contra menores cometidos por el P. Fernando Martínez Suárez, actualmente de 79 años, y anunció una serie de medidas, que incluyen "colaborar con las instancias civiles" que decidan abordar el caso.
En las conclusiones del informe, elaborado en base a la investigación externa independiente realizada por Praesidium, Inc., los Legionarios de Cristo señalaron que "nos provoca profundo dolor el sufrimiento de las víctimas y el escándalo causado".
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"Junto con el P. Martínez pedimos humildemente perdón por sus actos abusivos contra menores de edad y deploramos nuestros errores que han aumentado todavía más el dolor de las víctimas. Como institución también pedimos perdón al P. Martínez por los abusos que él sufrió y por no haberle ayudado adecuadamente cuando salieron a la luz los abusos que él había cometido", indicaron.
Fundados en 1941 por Marcial Maciel, fallecido sacerdote que cometió diversos abusos sexuales reconocidos luego por la organización, los Legionarios de Cristo pasaron por un proceso de renovación y purificación acompañados del Vaticano que llevó recientemente a la creación de la Federación Regnum Christi, que incluye a esta congregación así como a las Consagradas del Regnum Christi y los laicos Consagrados del Regnum Christi.
Entre las acusaciones contra el P. Fernando Martínez Suárez recogidas por el informe de los Legionarios de Cristo, se encuentra el abuso de al menos seis niñas de entre 6 y 11 años que estudiaban en el Instituto Cumbres, organización educativa de la congregación, en Cancún (México), entre 1991 y 1993.
También se consigna una acusación contra el sacerdote realizada en 1969 por el abuso de un niño de entre 4 y 6 años, así como de una niña en 1990. Ambos casos corresponden al Instituto Cumbres Lomas, en Ciudad de México.
El P. Martínez Suárez vive actualmente en una casa religiosa en Roma (Italia).
Los Legionarios de Cristo señalaron que tras la investigación el P. Martínez Suárez "no tendrá ministerio sacerdotal público alguno dado que se mantendrán, de manera perpetua, las restricciones que el P. Martínez ya tiene impuestas".
Estas restricciones, señalaron, son la "prohibición del ejercicio público del ministerio sacerdotal y del contacto con menores de edad", la "prohibición de escuchar confesiones", la "prohibición de participar en las concelebraciones comunitarias a las que asistan religiosos en formación u otros fieles", y la "prohibición de vestir distintivo clerical fuera de las casas de la Congregación".
Además, el sacerdote "recibirá un acompañamiento psicológico adecuado y se someterá a un plan de seguridad".
En su evaluación del caso, la congregación también reconoció una serie de faltas, como "el error gravísimo de asignar, en este caso, a un sacerdote que había cometido abusados (sic) a un puesto de trabajo pastoral con niños y jóvenes en otro lugar".
También admitieron "la existencia de una cultura defensiva que priorizaba la imagen y fama de la institución por encima de las personas, y al sacerdote abusador por encima de la víctima", así como "la mentalidad de evitar juicios civiles y canónicos si no eran estrictamente necesarios en vez de investigar a fondo las denuncias y asegurar que sean presentadas a las instancias competentes".
Además, reconocieron "las normas y prácticas de la Congregación que reservaban solo al P. Maciel como superior general las decisiones importantes sobre los sacerdotes. Así se minimizaba la capacidad de actuación de los superiores a nivel territorial o local, además de que no recibieron la información relevante para el ejercicio responsable y maduro de su oficio".
Los Legionarios de Cristo indicaron además que su investigación "pudo constatar la responsabilidad personal del P. Marcial Maciel quien fue superior general hasta 2005".
"En primer lugar, porque, como hoy consta, el P. Maciel abusó del P. Fernando Martínez en Ontaneda y Roma en verano y otoño de 1954, cuando tenía 15 años. Más adelante, aunque sabía que el P. Martínez a su vez había abusado, el P. Maciel decidió trasladarlo de un lugar a otro y, desoyendo las reservas del superior territorial y la petición del sacerdote, lo nombró director del colegio de Cancún".
"La comunidad y el colegio no fueron informados que el P. Martínez había abusado. Así el P. Martínez cometió abusos en al menos dos lugares diferentes", indicaron.
Los Legionarios señalaron que las deficiencias encontradas en el caso fueron favorecidas por "la personalidad y la actuación autoritaria del P. Maciel".
La congregación religiosa indicó también que "en el contexto de la aplicación de los estándares de ambientes seguros se prestará atención adicional a la formación de los superiores para que sepan atender a víctimas y denunciantes de abusos de menores por parte de miembros de la Congregación".
Para leer el Informe de la Congregación de los Legionarios de Cristo sobre las conclusiones de la investigación sobre las acusaciones presentadas contra el P. Fernando Martínez Suárez, L.C., puede ingresar AQUÍ.