Una jueza falló en contra de un hospital católico que se negó a extirpar el útero de una mujer que buscaba una transición de género.
Jesse Hammons, que se identifica como una persona transgénero, denunció que el Centro Médico St. Joseph en Towson, Maryland (Estados Unidos), canceló una histerectomía programada para el 6 de enero de 2020.
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El hospital católico se negó a realizar esta operación amparándose en las "Directivas para los Servicios Sanitarios Católicos" (ERDs, por sus siglas en inglés).
Estas directivas fueron promulgadas por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.
En ellas se establece que "la esterilización directa de hombres o mujeres no está permitida en una institución sanitaria católica".
Ante esta negativa, Jesse Hammons entabló una demanda en contra del hospital alegando discriminación por razón de sexo.
Para Hammons, el centro médico incurrió en discriminación al negarse a ejecutar una histerectomía para tratar su disforia de género.
La disforia de género es la sensación de incomodidad o angustia que afirman sentir las personas que no se identifican con su sexo biológico.
Durante el juicio, el Centro Nacional Católico de Bioética (NCBC, por sus siglas en inglés), que audita regularmente al Centro Médico St. Joseph, defendió al hospital argumentando que "la transición de género de cualquier tipo es intrínsecamente desordenada".
El NCBC manifestó que este procedimiento no se ajusta "al verdadero bien de la persona humana, que es una unión de cuerpo y alma creada inalterablemente masculina o femenina".
"La transición de género nunca debe realizarse, fomentarse o afirmarse positivamente como un bien en la sanidad católica", explicó el NCBC.
Deborah K. Chasanow, jueza superior del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Maryland, falló a favor de la demandante Jesse Hammons y criticó la ética católica presentada por el NCBC llamándola "discriminatoria".
En su sentencia, la jueza consideró que los hechos "demuestran que la decisión de cancelar la histerectomía de Hammons en virtud de una política que prohíbe la atención que afirme el género fue una discriminación por razón de su sexo".
En declaraciones para Catholic News Agency (CNA), Joseph Meaney, presidente del NCBC, indicó que este fallo representa un gran peligro para los hospitales católicos.
Meaney explicó que estos centros de salud "van a ser coaccionados y atacados legalmente por no proporcionar intervenciones a transexuales".
"La obligación de realizar intervenciones transexuales supondría, de hecho, la destrucción de la sanidad católica. Así que es extremadamente grave", denunció Meaney.