En una carta pastoral leída este 5 de febrero en todas las iglesias de Filipinas, los Obispos del país denunciaron el "reino de terror" en que viven muchos pobladores, debido a las ejecuciones extrajudiciales que serían promovidas por el presidente Rodrigo Duterte en su lucha contra el narcotráfico.
Se estima que más de 7.000 personas han sido asesinadas durante los últimos seis meses en Filipinas, en el marco de la lucha del gobierno contra el tráfico de drogas. Organismos de derechos humanos acusan al presidente de promover los asesinatos, y han denunciado que su política contra el narcotráfico ha permitido que la policía local participe en extorsiones, secuestros, robos y muertes.
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El 2 de febrero, Duterte anunció que incorporará a las Fuerzas Armadas de Filipinas en la lucha contra el tráfico de drogas, asegurando que el tema es una "amenaza contra la seguridad nacional".
En el mensaje difundido hoy, la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP, por sus siglas en inglés) advirtieron a los fieles que "consentir y callar frente al mal es ser cómplice de él".
"No permitamos que el miedo reine y nos mantenga en silencio", exhortaron los obispos.
"Si consentimos o permitimos el asesinato de sospechosos de ser drogadictos, también seremos responsables de sus muertes".
Los obispos filipinos señalaron que la Iglesia en Filipinas continuará denunciando el mal en un país "envuelto en la oscuridad del vicio y la muerte".
"Seguiremos haciendo esto incluso si nos trae persecución, porque todos somos hermanos y hermanas responsables el uno por el otro".
Los obispo señalaron que coinciden con el gobierno en que el tráfico de drogas debe ser combatido y detenido, pero advirtieron que el asesinato de sospechosos de vender o consumir drogas no es la solución al problema.
"Una causa adicional de preocupación es el reino de terror en muchos lugares de los pobres. Muchos son asesinados no a causa de las drogas. Aquellos que los matan no son hechos responsables", lamentaron.
Con excepción de la legítima defensa, matar es un "pecado grave", subrayaron.
"No podemos corregir el mal haciendo otro mal. Un buen propósito no es una justificación para usar medios malos. Es bueno eliminar el problema de la droga, pero asesinar para lograr esto también está mal", dijeron.
Los obispos también alentaron al gobierno a combatir la corrupción en el Estado.
"Debemos también dar prioridad a reformar a policías deshonestos y jueces corruptos. La adjudicación excesivamente lenta de casos judiciales es una gran razón de la propagación de la criminalidad".
Sin nombrar al presidente Duterte en su comunicado, los obispos pidieron a "los políticos elegidos servir al bien común del pueblo y no a sus propios intereses".
"Debemos todos trabajar juntos para resolver el problema de la droga y trabajar por la rehabilitación de los drogadictos", indicaron.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 7 de enero de 2017