La Diócesis de Pinar del Río, principal afectada por el impacto del huracán Ian en Cuba, pidió a los fieles que recen por los cubanos que quedaron devastados, sobre todo por los graves daños materiales.
La madrugada del martes 27, el huracán Ian en categoría tres golpeó tierra con vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora en la localidad de la Coloma, provincia de Pinar del Río, al occidente de la isla de Cuba.
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El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos señaló que la isla sufrió "impactos significativos de vientos y marejadas ciclónicas" tras el paso del huracán, que ahora se dirige hacia Florida, Estados Unidos.
Según los reportes, el huracán dejó al menos dos muertos, decenas de miles de damnificados, más de 50 mil personas evacuadas, calles y viviendas destruidas e iglesias dañadas.
Entre los daños materiales se reportan calles anegadas y bloqueadas por cientos de árboles y postes eléctricos caídos, techos de viviendas e iglesias arrasados, casas, edificios y campos de cultivo inundados y torres de dos estadios de béisbol derrumbadas.
Además, la red eléctrica de toda la isla colapsó y dejó a millones de personas sin electricidad, y se suspendió el transporte terrestre y marítimo.
Según informó Reuters, muchos cubanos expresaron que lo perdieron "todo" y calificaron el azote del huracán como "un desastre horrible" que "ha acabado con lo poco que nos quedaba", pues actualmente la isla enfrenta una crisis económica grave.
En medio de este contexto, el martes 27 de septiembre, la Diócesis de Pinar del Río compartió en Facebook fotos de algunas iglesias afectadas por el huracán Ian como "La Catedral, Consolación, La Palma, Viñales y San Cristóbal".
Las imágenes muestran techos caídos, columnas de templos dañadas, ventanas y puertas rotas, pisos inundados, edificios colapsados.
Además, la Diócesis de Pinar del Río informó que "todavía estamos sin corriente y la conexión es muy mala. Los daños han sido horribles tanto en templos como en casas de vivienda".
Finalmente, pidieron oraciones a los fieles. "Fue una noche y mañana larga e intensa. Por favor, recen por nosotros", dijeron.
Los destrozos se produjeron pese a que la diócesis se preparó para el huracán un día antes, asegurando las iglesias y edificios eclesiales, y coordinando con los responsables de Cáritas para organizar la ayuda a los damnificados.