El 23 de enero la Iglesia celebrará por tercer año el Domingo de la Palabra de Dios, instituido por el Papa Francisco en 2019 para que se celebre todos los años cada tercer domingo del Tiempo Ordinario.
El Santo Padre estableció el Domingo de la Palabra de Dios a través del motu proprio Aperuit Illis, en el que el Papa afirma que "tras la conclusión del Jubileo extraordinario de la misericordia, pedí que se pensara en 'un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios, para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo'".
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"Dedicar concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable", explicó.
En este domingo, destacó el Pontífice, "será importante que en la celebración eucarística se entronice el texto sagrado, a fin de hacer evidente a la asamblea el valor normativo que tiene la Palabra de Dios".
Asimismo, "será útil destacar su proclamación y adaptar la homilía para poner de relieve el servicio que se hace a la Palabra del Señor. En este domingo, los obispos podrán celebrar el rito del Lectorado o confiar un ministerio similar para recordar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia".
El Papa subrayó que "es fundamental que no falte ningún esfuerzo para que algunos fieles se preparen con una formación adecuada a ser verdaderos anunciadores de la Palabra, como sucede de manera ya habitual para los acólitos o los ministros extraordinarios de la Comunión".
"Los párrocos podrán encontrar el modo de entregar la Biblia, o uno de sus libros, a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la lectio divina".
El 26 de enero de 2020, el Papa presidió la Misa por el primer Domingo de la Palabra de Dios y en su homilía animó a los fieles a leer la Biblia todos los días.
"Hagamos espacio a la Palabra de Dios. Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente", dijo Francisco.
"Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad, que nos guía con amor a lo largo de nuestra vida", resaltó.