El Papa Francisco presidió la Misa con el rito de la ordenación sacerdotal a nueve diáconos este 25 de abril, cuarto Domingo de Pascua y Domingo del Buen Pastor, en el Altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro del Vaticano.
En su homilía, pronunciada en forma espontánea, el Santo Padre alentó a los nuevos sacerdotes a imitar el estilo de Dios que consiste en la cercanía, compasión y ternura y a ser cercanos a Dios, al Obispo, entre ellos y al pueblo de Dios.
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"Por favor, alejense de la vanidad, del orgullo, del dinero. El diablo entra por los bolsillos, piensen esto, sean pobres, como pobre es el santo fiel pueblo de Dios, pobres que aman a los pobres, no sean trepadores, la carrera eclesiástica, que después, te conviertes en funcionario, y cuando un sacerdote entra para ser empresario, sea de la parroquia, sea del colegio, sea donde sea, pierde aquella cercanía al pueblo, pierde aquella pobreza que lo asemeja a Cristo pobre y crucificado y se convierte en empresario, en sacerdote empresario y no el servidor", advirtió.
A continuación, la transcripción y traducción de la homilía pronunciada por el Papa Francisco:
Queridisimos hermanos, estos nuestros hijos han sido llamados al orden sacerdotal. Reflexionemos a cuál ministerio serán elevados en la Iglesia.
Como ustedes saben hermanos, el Señor Jesús es el único sacerdote del Nuevo Testamento, pero, como Él, todo el pueblo santo de Dios fue constituido pueblo sacerdotal.
No obstante, el Señor Jesús quiso elegir entre sus discípulos a algunos en particular, para que, ejerciendo públicamente en la Iglesia en su nombre el oficio sacerdotal en favor de todos los hombres, continuaran su misión personal de maestro, sacerdote y pastor.
Después de una profunda reflexión, ahora estos estos hermanos van a ser ordenados para el sacerdocio en el Orden de los presbíteros, a fin de hacer las veces de Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, por quien la Iglesia, su Cuerpo, se edifica y crece como Pueblo de Dios y templo del Espíritu Santo.
A ustedes, queridos hijos, que van a ser ordenados presbíteros, consideren, en la parte que les corresponde, la función de enseñar en nombre de Cristo, el Maestro.
Serán como él, pastores, y esto, es lo que quiere de ustedes, pastores, pastores del santo pueblo fiel de Dios, pastores que van con el pueblo de Dios, algunas veces adelante, en medio o al final del rebaño, pero siempre allí, con el pueblo de Dios.
En un tiempo se hablaba de la 'carrera eclesiástica', que no tenía el mismo significado que tiene hoy. Esto no es una 'carrera': es un servicio, un servicio como el mismo que hizo Dios a su pueblo.
Y este servicio de Dios a su pueblo tiene las 'huellas' del servicio de Dios a su pueblo, tiene un estilo, un estilo que ustedes deben seguir. Estilo de cercanía, estilo de compasión y estilo de ternura. Este es el estilo de Dios. Cercanía, compasión, ternura.
La cercanía. Las cuatro cercanías del sacerdote, son cuatro. Cercanía con Dios en la oración, en los sacramentos, en la Misa, hablar con el Señor, ser cercano al Señor, Él se hizo cercano a nosotros en su hijo, toda la historia su hijo, y también ha sido cercano a ustedes en el camino de su vida hasta este momento y también en los momentos feos del pecado estaba allí, cercanía.
Sean cercanos al santo pueblo fiel de Dios, pero, antes que nada, cercanos a Dios con la oración. Un sacerdote que no reza, lentamente apaga el fuego del Espíritu dentro. Cercanía a Dios.
Segundo: cercanía al Obispo, en este caso al 'vice obispo'. Ser cercanos, porque en el Obispo ustedes tendrán la unidad, ustedes son, no quiero decir servidores, servidores de Dios, sino colaboradores del Obispo, cercanía.
Yo recuerdo una vez, hace tiempo, un sacerdote que tenía la desgracia, digamos así, de una caída, la primera cosa que hizo fue llamar al Obispo. También en los momentos feos, llama al Obispo para ser cercano a él. Cercanía a Dios en la oración, cercanía al Obispo. Pero este Obispo no me gusta, es tu Padre, pero este Obispo me trata mal, sé humilde, ve hacia el Obispo.
Tercero: cercanía entre ustedes. Yo les sugiero un propósito para hacer hoy, nunca hablar mal de un hermano sacerdote, si ustedes tienen una cosa contra otro, sean hombres, tengan pantalones, y vayan allí y díganlo a la cara.
Esto es algo muy feo, no sé cómo lo tomará. Ve con el Obispo para que te ayude, pero nunca, nunca hablar mal. No sean chismosos, no caigan en la habladuría, unidad entre ustedes, en el consejo episcopal, en las comisiones, en el trabajo. Cercanía entre ustedes y al Obispo.
Y cuarto: para mí, después de a Dios, la cercanía más importante es con el santo pueblo fiel de Dios. Ninguno de ustedes ha estudiado para ser sacerdote, han estudiado las ciencias eclesiásticas que la Iglesia dice que se deben hacer. Pero ustedes han sido elegidos, tomados del pueblo de Dios.
El Señor decía a David, yo te he tomado del final del rebaño, no se olviden de dónde vienen, de su familia, de su pueblo, no pierdan el olor del pueblo de Dios.
Pablo decía a Timoteo, recuerda a tu madre, a tu abuela, si de donde vienes, de aquel pueblo de Dios. El autor de la Carta a los Hebreos dice acuérdate de aquellos que te han introducido en la fe. Sacerdotes de pueblo, no clérigos de Estado.
Las cuatro cercanías del sacerdote: cercanía con Dios, cercanía con el Obispo, cercanía entre ustedes, cercanía con el pueblo de Dios. El estilo de cercanía, que es el estilo de Dios, pero el estilo de Dios es también un estilo de compasión y de ternura.
No cierren el corazón a los problemas, y verán muchos, problemas de las personas cuando vienen a contarles sus problemas, pierdan tiempo escuchando y consolando, la compasión que te lleva al perdón, a la misericordia.
Por favor, sean misericordiosos, sean 'perdonadores', porque Dios perdona siempre, no se cansa de perdonar, somos nosotros que nos cansamos de pedir perdón, cercanía y compasión, pero compasión tierna, con aquella ternura de familia, de hermano, de padre, con aquella ternura que hace sentir que tú estás en la casa de Dios.
Les deseo este estilo, este estilo, es el estilo de Dios.
Y después, les decía algo en la sacristía, pero quiero decirlo aquí, delante del pueblo de Dios. Por favor, alejense de la vanidad, del orgullo, del dinero. El diablo entra por los bolsillos, piensen esto, sean pobres, como pobres el santo fiel pueblo de Dios, pobres que aman a los pobres, no sean trepadores.
La 'carrera eclesiástica', que después, te conviertes en funcionario, y cuando un sacerdote entra para ser empresario, sea de la parroquia, sea del colegio, sea donde sea, pierde aquella cercanía al pueblo, pierde aquella pobreza que lo asemeja a Cristo pobre y crucificado y se convierte en empresario, en sacerdote empresario y no el servidor.
He escuchado una historia que me ha conmovido. Un sacerdote muy inteligente, muy práctico, muy capaz, que tenía en las manos tanta administración, pero tenía el corazón apegado a aquella oficina, y un día, porque ha visto que uno de sus empleados, un anciano, había cometido un error, le gritó, lo hecho fuera, y aquel anciano murió por esto. Aquel hombre fue ordenado sacerdote y terminó un sacerdote despiadado.
Tengan esa imagen siempre: pastores, cercanos a Dios, al Obispo, entre ustedes y al pueblo de Dios. Pastores, servidores como pastores, no empresarios, y aléjense del dinero.
Y después, recuerden que es bello este camino de las cuatro cercanías, este camino de ser pastores, porque Jesús consuela a los pastores, porque Él es el Buen Pastor, busquen consolación en Jesús, busquen consolación en la Virgen, no olviden la Madre, busquen siempre consuelo allí, ser consolados allí.
Y lleven las cruces, existirán en su vida, de la mano de Jesús y de la Virgen. Y no tengan miedo, no tengan miedo. Si ustedes son cercanos al Señor, al Obispo, entre ustedes y al pueblo de Dios, si ustedes tendrán el estilo de Dios, la cercanía, la compasión y la ternura. No tengan miedo, que todo irá bien.