El historiador de origen judío y profesor de Historia del Holocausto en Londres, Sir Martin Gilbert, destacó la labor de católicos e instituciones de la Iglesia que, alentados por el Papa Pío XII, ocultaron y protegieron a miles de judíos de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
"Como historiador judío, durante mucho tiempo he sentido la necesidad de dar a conocer plenamente el hecho de la ayuda cristiana a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y la historia de los hombres que estuvieron implicados en el salvamento", afirmó en entrevista con el diario italiano Il giornale, reproducida por el periódico español La Razón.
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Gilbert, autor de más de setenta libros, el más reciente "Los Justos. Los héroes desconocidos del Holocausto", aseguró que fue crucial el papel desempeñado por la Santa Sede a través de sus representantes.
Relató que al principio las autoridades católicas estaban preocupadas sobre todo "por el destino de los judíos que se habían convertido al cristianismo, pero que los alemanes seguían tratando como judíos y deportándolos". Pero, añadió, "cuando el delito fue evidente", el Vaticano expresó su preocupación por la masacre y "alentó a los representantes pontificios en toda Europa para que hicieran todo lo posible en favor de los perseguidos".
En ese sentido, dijo que Pío XII actuó "correctamente", ya que "su intervención directa habría tenido consecuencias desastrosas en las formas de represalia e intensificación de la persecución. Excomulgar a Hitler no habría logrado más que acrecentar la persecución contra los católicos en su esfera de dominio".
Católicos heroicos
Martin Gilbert indicó que durante el conflicto mundial, sacerdotes, obispos y laicos trabajaron para salvar a los judíos en los países donde estaban amenazados, incluidos Francia, Italia o Polonia, "el único país en el que estaba vigente la pena de muerte para quien ayudara a los judíos".
Así, recordó el caso de la familia Ulma, en proceso de beatificación. "Jozef Ulma, junto a su mujer Wiktoria, embarazada, y sus seis hijos, fueron masacrados en 1944 por los alemanes en Markowa por haber escondido en su casa a ocho judíos". Otro ejemplo fue el del Nuncio Apostólico en Hungría, Mons. Angelo Rotta, que "lideró un esfuerzo diplomático que salvó a más de cien mil judíos".
El historiador británico también dijo que en Francia fue importante la labor de la Iglesia, "y en Italia, iglesias y monasterios fueron los primeros a la hora de salvar vidas". Afirmó que menos de un cuarto de los judíos romanos fueron deportados porque "cuando las SS llegaron a Roma, la Santa Sede tomó bajo su protección a centenares de miles de judíos y los acogió en el Vaticano, a la vez que alentaba a todas las instituciones católicas de Roma a protegerlos".
"La Iglesia Católica estuvo en el centro de esta gran operación de salvamento. Lo definiría como una obra santa. La última vez que estuve en Roma pensaba que ya va siendo hora de poner placas explicativas sobre los edificios donde tantos judíos se ocultaron y pudieron salvarse", afirmó.