El pasado 20 de julio las fuerzas israelíes realizaron una operación para retirar una fuente bautismal bizantina del siglo VI, que Israel dice fue robada de un lugar arqueológico hace 20 años. En respuesta, una autoridad palestina afirma que el acto ha sido un robo y un "crimen de guerra".
La fuente, que se cree estaba en una iglesia del siglo VI en un lugar arqueológico cerca de Belén, donde fue descubierta, pesa alrededor de ocho toneladas. Solo existirían otras dos similares.
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En un video difundido por el Departamento de Diplomacia Pública y Política de Palestina se muestra cómo la fuente es llevada por un camión durante la noche.
Ni las autoridades de Israel ni las de Palestina han informado de dónde exactamente se retiró la fuente, pero los medios palestinos indican que fue retirada del pueblo de Tuqu, ubicado a una hora al sur de Belén.
El asunto sobre quién está a cargo de los lugares arqueológicos en la región y cómo se administran es complejo, con múltiples problemas legales y prácticos.
"El robo de Israel de una fuente de la era bizantina en las cercanías de Belén durante la noche es un acto abominable de asalto y una apropiación cultural", dijo en una declaración Hanan Ashrawi, jefa del Departamento de Diplomacia Pública y Política de Palestina.
Mitri Raheb, un pastor luterano y presidente de la Universidad de Artes y Cultura Dar al-Kalima de Belén, dijo a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, que Israel ha estado "robando" patrimonio cultural palestino desde 1967.
"Esta pieza bajo la ley internacional es de Palestina. Tiene que ser devuelta", agregó.
Las autoridades israelíes consideraron la fuente como una victoria arqueológica. Habría sido llevada al sitio arqueológico Tel Tekoa donde fue originalmente encontrada, en un área controlada por Israel en Cisjordania.
"Este es un momento importante y emocionante", dijo Hananya Hizmi, director de la Unidad de Arqueología en la Administración Civil, al diario The Times of Israel.
"Hemos logrado devolver esta reliquia arqueológica única tras años de búsqueda", agregó.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Israel, Benjamín Netanyahu, propusieron en enero un plan de paz para Israel y Palestina, que incluye un estado independiente palestino con su capital en Jerusalén Este.
Si bien Israel ha apoyado fuertemente el plan de Estados Unidos, la propuesta no ha sido bien recibida por la Autoridad Palestina, en parte porque involucra la anexión de territorio palestino.
Los obispos de Estados Unidos y la Santa Sede han apoyado desde hace años la solución de dos estados, respetando los derechos de los israelíes y los palestinos a "vivir en paz y seguridad".
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA