Familias cristianas viven escondidas en Afganistán a la espera de poder huir, luego que los talibanes conquistaron el 14 de agosto la capital del país, Kabul.
En Afganistán más del 99,86% de la población es musulmana; el grupo más numeroso es el de los suníes. Dentro del 0,14% están los hindúes, ba'hais, budistas y cristianos.
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En ese sentido, los cristianos en Afganistán son una minúscula comunidad en un país de aplastante mayoría islámica, con una importante población radicalizada que es partidaria de los talibanes.
La presencia de la Iglesia Católica se articula por medio de una misión sui iuris con sede en la embajada italiana de Kabul. Oficialmente, los afganos son musulmanes, pero algunos se han convertido al cristianismo en secreto y permanecen en la clandestinidad.
En declaraciones a la agencia SIR, de la Conferencia Episcopal Italiana, el católico afgano exiliado en Italia, Ali Ehsani, pidió a los países cristianos que no abandonen al pueblo afgano.
Explicó que la situación en Afganistán es muy complicada para los cristianos: "Durante estos días estoy en contacto con una de las muchas familias cristianas presentes en Kabul. Viven escondidas y con miedo. Ayer por la tarde hablé de nuevo con una de las cinco hijas. Lloraba, no tienen comida desde hace días".
La desconfianza es tan grande que esta familia temía que Ali fuese un infiltrado de los talibanes para localizar disidentes, por lo que tardaron en confiar en él. Ali trata ahora de sacar de Afganistán a esta y otras familias cristianas que viven su fe a escondidas.
La hija narraba a Ali cómo la familia vive en el miedo, sobre todo tras la detención del padre hace unos días. Cuenta Alí que tiene miedo de que la detención haya sido culpa suya por haberles enviado la grabación de una Misa que podría haber sido detectada por los talibanes.
"Temo que haya sido culpa mía, porque hace unos días le envié la grabación de una Misa. Estaban felices de poder al menos escucharla porque en Kabul no hay iglesias. Pero alguno de los vecinos podría haberla escuchado y denunciarlos a los talibanes", lamentó.
Ali cuenta a la agencia SIR que continúa movilizando en Kabul a amigos que pueden ayudarle a rescatar a la madre y a las cinco hijas. Asegura que los casos de conversiones secretas no son una excepción.
Como ejemplo, narra una anécdota sucedida en Italia: "El otro día estaba a la mesa con un joven afgano y antes de comer hice la señal de la cruz. Con estupor me preguntó si yo era cristiano y de esa manera descubrí que él también lo era".
Cuenta que de joven, después de haber descubierto su fe cristiana, muchos lo consideraban como un traidor. "Los marroquíes, por ejemplo, no comprendían que yo, siendo afgano, no fuera musulmán como ellos. Otros, además, me decían que si estuviésemos en Afganistán en aquel momento no dudarían en dispararme".
Ali Ehsani, de 31 años, vive en Roma, donde estudia un doctorado en Derecho en la Universidad de la Sapienza.
Sus padres, también cristianos, fueron asesinados por los talibanes cuando él era un niño, en 1999. A los ocho años de edad escapó a Italia junto a su hermano de 16, quien falleció en el trayecto durante un naufragio. Ya en Italia, Ali pudo recomenzar su vida, publicó dos libros narrando su historia.
En su conversación con SIR comparte algunos recuerdos de su infancia: "Cuando era pequeño preguntaba a mi padre por qué no íbamos a rezar a la mezquita como los demás. Él me respondía que no éramos musulmanes y, al mismo tiempo, me invitaba a no decirle a nadie que éramos cristianos".
"No me contaba mucho de su fe, tenía miedo de que hablase con otros. Recuerdo, sin embargo, que mi madre siempre ponía la mesa añadiendo un puesto más: era el lugar reservado para Jesús. De niño me preguntaba qué le habríamos dado de comer, ya que tampoco nosotros teníamos, pero mi familia me respondía que sería el mismo Jesús quien traería el alimento. Y luego había algo que me asombraba: me preguntaba por qué mi padre perdonaba siempre a todos con los que discutía".
Asimismo, afirma que "en estos últimos años, a pesar de que los talibanes ya no estaban en el poder, ser cristiano en Afganistán siempre ha sido peligroso".
En ese sentido, en un reciente artículo publicado por ACI Prensa, se recuerda que la libertad religiosa en Afganistán ya era precaria en el país. En la Constitución aprobada en 2004 se penaba con la muerte la conversión del islam a otra religión y las minorías religiosas, como el cristianismo, no tenían iglesias visibles y no podían practicar de manera pública su fe.